Las Torres de Aliste, bonito y acogedor pueblo perteneciente al municipio de Mahíde, ha completado las recuperación y mejora de la antigua iglesia parroquial dedicada a San Julián y Santa Basilisa –los santos barqueros del Esla– con la mejora del alumbrado interior para así darle el realce y la luminosidad más adecuada a las circunstancias de uno de los pocos templos del arciprestazgo de Aliste y Alba que mantiene en todo su esplendor tras siglos de vida la arquitectura tradicional alistana con las paredes de piedra vista tanto en el exterior como en el interior.

La celebración de la fiesta en honor a Nuestra Señora la Virgen del Rosario, otoñal, propia del mes de octubre y muy venerada en Las Torres de Aliste, ha servido para que la parroquia ribereña recupere las procesiones con salida a la calle tras 18 meses de restricciones por el Covid. Una jornada inolvidable donde los feligreses se vistieron de gala para disfrutar de la luminosa iglesia, engalanada con numerosos ramos de flores.

En el siglo XX la iglesia sufrió la llegada de la modernidad y su interior fue raseado con una capa de cal y arena para darle lo que se creía entonces era un paso adelante y un adelanto que sin embargo, con el paso del tiempo, se vio como un grave error. Ya en pleno siglo XXI la parroquia y el Obispado de Zamora decidieron recuperar el templo y las obras se iniciaron en el mes de agosto de 2009, siendo inauguradas el día 27 de marzo de 2010, era párroco Héctor Galán Calvo y alcalde pedáneo Feliciano Peláez. Los propios vecinos de la parroquia aportaron una cuota que se sumó a lo aportado por el convenio entre la Diócesis, Diputación de Zamora y Junta de Castilla y León.

Altar mayor de la iglesia de Las Torres de Aliste. | A. S.

Entre las obras destacó el picado de todas las paredes interiores dejando al descubierto la piedra y el granito debidamente arrejuntadas. Los feligreses mostraron su satisfacción con un interior luciendo piedra y madera.

Sin embargo, surgía un pequeño problema colateral: el antiguo alumbrado, apto para un interior de blanco, se quedaba muy insuficiente con los oscuros colores de la piedra autóctona, dando la impresión de que el recinto religioso siempre estaba en tinieblas, incluso de día o con todas las bombillas encendidas. 

La crisis sanitaria originada por la pandemia del Covid-19 dio dejó muchas horas para pensar y así fue como los vecinos y el actual párroco, Fernando Lorenzo Martín, acordaron dotar a la iglesia con una luminosidad acorde con los tiempos y las necesidades. La financiación se ha hecho con fondos propios de la parroquia: los recogido de ofrendas de los devotos y devotas por las camareras de la Virgen del Rosario. De esta manera se han instalado 12 focos led que “dan una luz que da gusto, una luz que aunque sea de noche entras en la iglesia y parece que es de día”. 

De esta manera la iglesia de San Julián y Santa Basilisa ha regresado a sus orígenes. En 2009 se habían arreglado y restaurado también el suelo del altar mayor y se puso una mesa de altar y un ambón de piedra de granito, además de arreglar la sacristía y dotar al templo de un baño completo “muy necesario y del que carecía”. En aquella ocasión se procedió a levantar y cambiar la totalidad de la cubierta acabando así con otro de los problemas: las humedades. 

La iglesia está construida a base de mampostería de pizarra propia del pueblo y granito extraído en las canteras de Fornillos de Aliste, lo mismo que la sillería granítica utilizada en las esquinas y vanos. Su cabecera es cuadrada, de una nave y con espadaña sobre el hastial de poniente con sacristía adosada al norte y pórtico al mediodía, que está flanqueado por el baptisterio y la troje, resguardando la portada de la lluvia. 

La Virgen del Rosario, en la festividad en la que se recaudó el dinero. | A. S.

El párroco Fernando Lorenzo Martín asevera que “con el nuevo alumbrado, magnifico, se ha completado la recuperación de una iglesia muy antigua, bonita y a la vez acogedora”.

Las Torres, hoy día un pueblo masacrado a nivel poblacional por el éxodo rural y la despoblación galopante, como todos los del medio rural zamorano, cuenta con 59 habitantes (de ellos 36 varones y 23 mujeres). Sin embargo, la realidad es que durante la posguerra llegó a situarse como uno de los pueblos más grandes y poblados de toda la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba.

Las Torres llegó a contar con hasta cuatro recintos religiosos, el más importante la iglesia de San Julian y Santa Basilisa. La memorias del Arzobispado de Compostela delatan la existencia de dos ermitas al principio del siglo XVI, una dedicada a San Tirso (paraje del “Santijo”) y otra a la Santa Cruz . Existe la creencia que habría existido una tercera dedicada San Fabián y San Sebastián junto al río Aliste (puente de abajo), en dirección a Palazuelo.