Los restos mortales de un hombre natural de Madridanos, que fue asesinado durante la Guerra Civil en Ciudad Rodrigo, han sido recuperados de una fosa común y descansan en un nicho del cementerio mirobrigense.

Se llamaba Antonio Campano Rodríguez y nació en Madridanos el 10 de mayo de 1884. En 1935 se empadronó en Ciudad Rodrigo, donde lo apodaban “el Confitero” porque se ganaba la vida vendiendo dulces. Habitualmente colocaba su puesto en la Plaza Mayor de esta ciudad, aunque también se desplazaba en tren a los diferentes pueblos de la comarca cuando había ferias para seguir vendiendo su mercancía.

Por los testimonios de los vecinos de Ciudad Rodrigo y alrededores, recogidos por la Asociación Salamanca Memoria y Justicia, se sabe que “el Confitero” era cojo. Uno de los testimonios más importantes es el de una niña que en 1936 buscaba por el campo una chaqueta que su padre había perdido trabajando y se topó con el cuerpo sin vida del Confitero, recientemente asesinado. Lo reconoció a la perfección, ya que a una niña nunca se le olvida la persona que le vende sus golosinas. Por ese mismo motivo, mucha gente de Ciudad Rodrigo y alrededores recordaba al Confitero aún muchos años después de su muerte.

En las primeras semanas de la guerra, durante el verano del 36, el confitero desapareció y no se volvió a ver su puesto en la Plaza Mayor. En realidad había sido detenido de forma ilegal y ejecutado extrajudicialmente. Su cadáver apareció en el paraje de “Alza Pierna”, en el término municipal de Castillejo de Martín Viejo, a unos 16 kilómetros de distancia de Ciudad Rodrigo. Tenía dos disparos.

Fosa de Castillejo en la que estaba enterrado Antonio Campano. Cedida

El juez municipal levantó un acta de defunción que da cuenta del fallecimiento de “cadáver desconocido apodado el confitero” el 2 de septiembre de 1936 “por dos disparos de arma de fuego, al parecer”. Fue enterrado dentro del cementerio de Castillejo junto a cuatro hombres de Ciudad Rodrigo que habían sido asesinados el 11 de agosto de 1936, y dos personas más sin identificar, asesinadas el 26 de agosto de ese mismo año.

La ficha del padrón municipal de Ciudad Rodrigo, en la que constaba su profesión, permitió a Salamanca Memoria y Justicia ponerle nombre y apellidos al Confitero, Antonio Campano Rodríguez, así como su fecha y lugar de nacimiento (Madridanos, Zamora). Además, la asociación tiene motivos para pensar que Antonio tenía hermanos, no en Ciudad Rodrigo, pero sí quizás en Zamora o en otros lugares, ya que en Prensa Histórica hay constancia de la existencia de personas apellidadas Campano Rodríguez y nacidas con una diferencia de dos o tres años respecto a él. Si alguien de la familia tiene interés en saber más sobre Antonio puede ponerse en contacto con la asociación.

Acta de defunción.

Acta de defunción. Alejandro Bermúdez

La fosa de Castillejo fue abierta en marzo a petición de un familiar de una de las personas allí enterradas. La exhumación la llevó a cabo la Sociedad Científica Aranzadi, en colaboración con la Asociación Salamanca Memoria y Justicia. Tras el estudio antropológico, los restos mortales de las siete víctimas, separados en cajas individuales, fueron entregados por parte de Aranzadi a los responsables de Salamanca Memoria y Justicia en un solemne acto que se celebró la semana pasada en el Centro de Documentación y Memoria Histórica de Salamanca. Ahora, a falta de un familiar que lo reclame, Antonio el Confitero descansa en un nicho del cementerio municipal de Ciudad Rodrigo, cedido por el Ayuntamiento.

Nicho en el que han sido inhumados los restos de Antonio Campano y otras cuatro víctimas. Cedida