Los apicultores de Zamora han dicho basta. El robo de las colmenas ha marcado la última campaña de recogida, un porcentaje de pérdidas elevado que afectará la producción de todo el año y que en los casos más alarmantes, ha supuesto el robo de más del 10% de las colmenas de algunos de los apicultores locales que han hecho de las abejas su medio de vida.

Esta situación, que afecta tanto a profesionales como a aficionados, supone el destrozo del trabajo de todo un año y dicen, ocurre temporada tras temporada sin que la situación mejore por muchas medidas de protección que ponen a este rebaño con alas.

“Es una constante, siempre se oyen noticias de compañeros a los que les roban”, explica Christian Mannu Rodríguez, apicultor afincado en Aliste. Comenta que el robo de una colmena supone la pérdida de los animales, la miel, la cera, la jalea real y la caja, innumerables elementos difíciles de recuperar que puede ascender a 180 euros por unidad, además del tiempo y la ilusión depositadas en cada uno de los enjambres.

Castilla y León es la cuarta comunidad autónoma donde hay más producción de miel, un 7,6% según datos del Ministerio de Agricultura

Las medidas de protección son variadas, la más efectiva, esconder las colmenas en el monte, aunque advierten que hay que señalizarlas o dejarlas mínimamente a la vista para evitar que personas se acerquen y puedan resultar mordidas por accidente por las polinizadoras. Cámaras de vigilancia, verjas y demás protecciones son los últimos recursos de estos ganaderos, que no siempre son efectivas.

Las pérdidas asustan. Este año, los socios de la asociación Zánganos Zamoranos que aglutinan entre todos más de 3.000 colmenas, han perdido 90 en robos, generalmente, justo antes de la recogida de la miel, cuando el néctar incrementa el valor de la colmena hasta los 180 euros.

Cada enjambre puede tener entre 35.000 a 85.000, por lo que el robo de una colmena causa miles de bajas de estas particulares “cabezas de ganado”, que están cada día más cotizadas. Para Carlos Arias, aficionado, lo más tedioso del robo es el trabajo perdido “hay que hacer una reina nueva con sus abejas”, explica sobre un proceso complejo de cría y selección de enjambres que puede hacerles invertir un año entero.

Detalle de uno de los panales que se preparan para el invierno. | | A. B.

Los ladrones, según sospechan los afectados, están vinculados al gremio, pues no todo el mundo sabe cómo manipular una colmena de manera correcta.

Miguel Rodríguez ha sufrido el robo de sus dos mejores colmenas de esta temporada, “una semana antes de sacarle la miel” , una verdadera molestia para él, aunque afortunadamente sin más consecuencias para este apicultor . Pero advierte que “el que vive de ellas le han dejado sin negocio”, sobre los grandes robos que de vez en cuando acontecen en la provincia.

Este es el caso de Mario (nombre ficticio), un apicultor profesional de Aliste que durante la primavera sufrió un robo del 10% de sus colmenas de un total de 400. “Es el disgusto que te llevas”, aqueja, sobre un golpe que acarreará la pérdida de un año de producción: “Los enjambres salen del invierno hechos, esta temporada ya iban a dar miel. Ahora hay que rehacer el enjambre y hay que esperar hasta el siguiente. He perdido las colmenas, la población de las abejas, las cajas y un año de producción”, se lamenta sobre una disminución más que importante de su cosecha de miel.

Una profesión al alza

La apicultura está de moda. Y es que “engancha”, como repiten los apicultores zamoranos que ven como cada vez más compañeros se unen a la profesión, bien sea como principal medio de vida o como una actividad de ocio.

Zamora se descubre como una zona de gran calidad de producción de miel, y Castilla y León como la cuarta comunidad autónoma donde hay más producción, un 7,6% según datos del Ministerio de Agricultura actualizados a fecha de agosto de este año.

En Zamora son cinco las asociaciones que en total reúnen a los profesionales y aficionados y que esperan la próxima certificación del producto gracias a un sello de calidad en el que trabaja la Diputación, con el que reconocer y cuidar este producto local que año tras año es reconocido en catas internacionales como una de las mieles más exquisitas del mundo.