El pasado verano, el Camino de Santiago sufrió uno de los mayores parones de su historia. La crisis del COVID vivía aún sus primeros meses y el miedo y las restricciones impedían a muchos peregrinos completar la ruta. Uno de los mayores impedimentos era, sin duda, el cierre de la mayoría de los albergues. Cada caminante debía recorrer kilómetros y kilómetros sin tener un lugar donde cobijarse.

En Zamora, la situación era todavía más difícil y los centros abiertos se contaban con los dedos de una mano. Uno de los albergues afectados fue el de la Virgen de la Carballeda, en Rionegro del Puente, bautizado con el nombre de la patrona de la comarca. El centro se mantuvo cerrado todo el verano debido a las dificultades para garantizar la seguridad de peregrinos y vecinos.

Este año, la vacunación permitió dar un respiro. Las cifras de peregrinos aún no se acercan a las de antes de la pandemia, pero el número de caminantes que han pasado este verano por el albergue Virgen de la Carballeda no es para nada despreciable. En junio, Rionegro del Puente recibió alrededor de 45 peregrinos; en julio, sobre 55; y agosto se llevó la palma con 80 caminantes.

Emilia Román, hospitalera del centro, avala esta recuperación. “Este verano no ha estado tan mal. Recibimos alrededor de cuatro o cinco peregrinos al día. Unos días hay dos, otros días cinco, otros diez. Depende del día”, asegura. El centro, eso sí, continúa extremando las precauciones. “La clave para mantener la máxima seguridad posible es meter a grupos de peregrinos que estén haciendo el camino juntos o que sean convivientes”, apunta.

Respecto a la procedencia de los caminantes, las dificultades para viajar provocan que la mayoría de los viandantes sean españoles. “Vienen algunos alemanes, algún portugués, pero, por ejemplo, de Francia no vienen muchos”, asegura Emilia. La forma de realizar el Camino de Santiago también ha cambiado por la pandemia. Muchos peregrinos, ante la dificultad de encontrar albergues abiertos, optan por recorrer el camino en bicicleta en lugar de a pie. “El número de centros abiertos es muy bajo, y los peregrinos no se arriesgan. El que viene en bici, si ve un albergue cerrado, puede realizar otros diez kilómetros en poco tiempo sin mucho problema. El que va andando no se lo puede permitir”, justifica.

El panorama venidero también es halagüeño, ya que el centro ha recibido varias reservas para septiembre. “Hemos tenido bastantes reservas. Hasta mediados de mes ya tenemos asegurados siete u ocho días con peregrinos”, celebra. “Creemos que esto va a seguir avanzando, ya que en Galicia están casi todos los albergues abiertos. El problema es que aquí ahora hay pocos, pero poco a poco irán reabriendo”, concluye.

En pleno Xacobeo, que esta vez durará dos años debido a la pandemia, los albergues van recobrando progresivamente la normalidad. Tras un verano 2020 prácticamente en blanco, la recuperación del Camino de Santiago en Zamora se ejemplifica en albergues como el de la Virgen de la Carballeda.