Unas piedras y un terruño. Con eso vale para amenizar las tardes en el medio rural. Y todo gracias a la recuperación de “la tajuela”, un juego popular de la comarca de Aliste, hasta hace poco prácticamente extinguido, con el que tradicionalmente los pastores mataban el tiempo durante las largas jornadas al cuidado de las ovejas. “Se juntaban dos o los que fueran, ponían el chito en cualquier camino o pradera y ya estaba preparado el campo” cuenta Esteban Sanabria, uno de los más activos jugadores en Figueruela de Abajo.

Tardes de ocio y "tajuela" Belén Martín y P. S.

Este pueblo alistano y San Vitero cuentan con entregados aficionados que en verano se juntan prácticamente a diario para echar una tajuela. “A veces enchufamos las luces de los coches y nos pueden dar las once de la noche” cuenta Esteban Sanabria. En Figueruela de Abajo el campo de juego está en “El Espinero”, donde se preparan entretenidas partidas que se coronan con una buena merienda.

Tades de ocio y "tajuela" Belén Martín y P. S.

Antes de la pandemia se jugaban torneos en los pueblos donde era la fiesta. Ahora, como mucho, se disputan entre Figueruela de Abajo y San Vitero. De vez en cuando quedan, en un pueblo o en otro, y pasan entretenidas sesiones al calor de este juego popular, donde el desafío principal es tirar el chito con una piedra desde una distancia de 15 metros o, al menos, acercarlo lo máximo posible.

Tardes de ocio y “tajuela” Belén Martín y P. S.

“Pasamos muy buenos ratos” comenta el jugador. Prueba de la afición son las liguillas por los pueblos, antes de que el coronavirus quebrara los encuentros sociales, que reunían a jugadores y numerosos aficionados. Las mujeres también se han animado en alguna ocasión. “Una vez se apuntaron más de sesenta” recuerda Sanabria.

Tardes de ocio y "tajuela" Belén Martín y P. S.

Y entre tanto apasionado de “la tajuela” ya hay algún “Messi o Ronaldo” que “puede tirar ocho de diez”. “Hay mucha profesionalidad” apunta el jugador de Figueruela de Abajo. Porque lo que empezó hace unos años como un divertimento entre unos pocos nostálgicos de aquellos juegos de antaño, ha ido cogiendo fuerza hasta reunir a un nutrido grupo que encuentra en “la tajuela” una estupenda manera de pasar el rato con los amigos.