Hombres y mujeres, vecinos y emigrantes, niños, jóvenes y mayores, de la comarca de Aliste están dando un ejemplo digno de elogio y admiración, con la llegada de agosto, del legado de hospitalidad, solidaridad y trabajos en comunidad que heredaron de sus padres y abuelos haciendo bueno el dicho popular de que “La unión hace fuerza”.

“En Aliste somos así, lo hemos sido siempre, si alguien necesita o nos pide que le echemos una mano, le echamos las dos”, asevera Joaquín Silva Montés que incide en que “antes, allá por la posguerra, cuando aquí éramos muchos y había muy poco, los trabajos comunitarios eran parte imprescindible de nuestras vidas”.

“Nuestros pueblos, despoblados y vacíos, en soledad, durante el otoño, invierno y primavera, han recobrado en verano la vitalidad y es necesario mantener el decoro urbano de fincas públicas y privadas pues la verdad, en municipios pequeños y con muchos anejos no siempre es fácil actuar a la vez el alguacil en todos. Más teniendo en cuenta que con la decadencia de la agricultura y la ganadería muchas cortinas y pardos urbanos están abandonados y en muchos caso ni se sabe de quién son, al no haberse partido las herencias”, prosigue Joaquín Silva.

Ello ha llevado a los alistanos y alistanas a recuperar los concejos a prestación personal, donde para hacer una buena labor sólo hace falta que el alcalde pedáneo toque la campana y al momento acuden en masa los voluntarios armados de hoces, guinchas, carretillos, tractores y desbrozadoras para, aportando cada uno lo que buenamente puede, la mano de obra (prestación personal a cambio de nada) para dejar los espacios públicos urbanos más limpios que una patena.

Armonía y convivencia pura donde comparten labores desde un octogenario que fue pastor sedentario y trashumante, a una maestra y monja en Angola, un médico llegado de Líbano, un arquitecto regresado de Suiza, un cartero de París o el cura evangelizador allá por Panamá. El pueblo es de todos y para todos.

Bercianos honra estos días a San Justo y Pastor y, aunque no habrá grandes actos, los vecinos y vecinas han puesto su granito de arena contribuyendo a la limpieza de zonas urbanas donde los más pequeños y los mayores suelen pasar sus ratos de ocio y paseos, como la ribera del río Aliste. Ellos se han encargado de limpiar de hierba y zarzas el área próxima a la presa ecológica que permite mantener agua es estas fechas, cuando las altas temperaturas estivales frenan el correr del Aliste camino del embalse del Esla.

En Las Torres de Aliste, donde ya se había actuado en la limpieza de los acuíferos, ahora los vecinos han limpiado la aguadera de la Fuente del Rebollar, coincidiendo con las fiestas patronales que este año se han limitado a una misa oficiada por el arcipreste, Fernando Lorenzo Martín.

También están esas personas que a nivel individual, tanto las residentes como las emigrantes, han dedicado sus ratos libres a recorrer caminos y carreteras en cuyas cunetas y cercanías abundan como la maleza las botellas de plástico, los botes de lata de refrescos y últimamente las mascarillas por la acción de algunas personas, quizá no muchas, pero siempre los hay, a las que le resulta más fácil deshacerse de las sobras bajando la ventanilla del coche y tirándolas, a esperar a pasar frente a una papelera o un contenedor.

Digna de admirar en este sentido la labor de personas, normalmente mujeres, como es el caso de la alistana de pura sangre María del Carmen Queipo Villella que, llegada desde Francia a su amada Figueruela junto a su marido Bernard Chenot, dio un ejemplo recorriendo las sendas de su municipio recogiendo a mano, sin prisa pero sin pausa, las botellas, botes y mascarillas que se encontró a su paso, llevándolas luego al lugar adecuado y depositando cada cosa en su contenedor correspondiente para el reciclado.

María del Carmen participó activamente en los concejos de vecinos a prestación personal para la limpiezas de la Fuente de la Aldea, de Figueruela de Arriba, cuyas aguas, aparte de servir para llenar las barrilas para el consumo, mantienen lleno un estanque que lo mismo sirve para darse un chapuzón los adolescentes o a los mayores que para darle un riego a los huertos.

En el municipio de San Vicente (Palazuelo de las Cuevas, Campogrande y Bercianos), el alguacil y los empleados municipales se han empleado a fondo para limpiar a fondo los contenedores de la recogida de basuras ayudados por los propios alcaldes Santos Vaquero Vaquero, Celestino Garrido Blanco y Fernando González Rodríguez.

Y los niños y adolescente dando ejemplo a muchos mayores: terminado el helado o la bolsa de pipas salen disparados en busca de la papelera y el contenedor. Que los pueblos sean un paraíso no solamente depende de las instituciones, también de los vecinos.