Las comarcas de Aliste y Sayago serán protagonistas del proyecto “Atención en red” de la Junta de Castilla y León, que destinará nueve millones de euros a la atención de las personas dependientes para que no tengan que dejar sus casas si no desean irse a una residencia de mayores. Esto supondrá la creación de más de 90 puestos de trabajo en las dos comarcas gracias al proyecto alumbrado por la Consejería de Familia e Igualdad de Oportunidades, que dirige la zamorana Isabel Blanco Llamas.

—¿Cuál es la filosofía del proyecto? Porque no solo consiste en cambiar el lugar donde se prestan los cuidados, sino también el enfoque.

—“Atención en red” se encuadra dentro de la modernización de los servicios sociales que estamos emprendiendo. Castilla y León ha sido siempre pionera en servicios sociales, somos la comunidad que mejor los presta, y no porque lo digamos nosotros, así aparece en todos los rankings que hay. Con el programa “A gusto en mi casa” evaluamos las condiciones de la vivienda de la persona dependiente y las condiciones del cuidador, porque muchas veces nos olvidamos de ellos pero también suelen ser personas vulnerables, de una edad similar a la del dependiente porque son la mujer, el marido o la hermana. A partir de ahí los profesionales realizan un plan de apoyos basado en el proyecto de vida de la persona, proporcionándole todos los servicios que necesita para cumplirlo. Primero se realizan los cambios estructurales en la casa, como pueden ser rampas o baños, y después vamos a dar ese paso más de implantar las nuevas tecnologías en la vivienda, porque la domotización es el futuro. Por último se realiza un plan de apoyos que complementa a lo que ellos tienen. En este caso esos servicios los prestará Intras. El programa “Viviendas en red” consiste en lo mismo desde el punto de vista de prestación de los servicios, pero en viviendas cedidas por los ayuntamientos y que vamos a rehabilitar. Hay personas cuyas casas no se pueden adaptar, o personas que hace muchos años se fueron del pueblo y quieren volver pero no tienen dónde, y accederán a una casa.

—Además de ceder algunas viviendas, ¿qué funciones desarrollarán los ayuntamientos?

—Los ayuntamientos deberán prestar una serie de servicios para que esas personas tengan vida social, y que haya una interconexión dentro del municipio.

—¿Qué papel jugarán las residencias de la tercera edad?

—Las residencias de estas comarcas tienen que reconvertirse en centros multiservicios que complementen las prestaciones que reciben esas personas, para pasar del actual modelo de ayuda a domicilio a un modelo que lo integre todo. Todas las residencias tienen un servicio de comida y un servicio de lavandería, y puede haber casos en los que una persona mayor y su cuidador decidan ir a comer todos los días a la residencia. Cuando los centros son más grandes cuentan con otros servicios como fisioterapia, peluquería o podología que también se pueden prestar en los domicilios, mediante convenios u otras fórmulas jurídicas.

Modernizar los servicios sociales significa dar a cada persona lo que quiere, no lo que creemos que necesita

—¿Y los CEAS?

—Los CEAS van a elaborar ese plan de apoyo de cada persona. Los servicios sociales de Castilla y León son de todos, y ese es el gran secreto de su éxito; tienen tres patas: la Junta de Castilla y León, los CEAS y el tercer sector, que en este caso es Intras.

—¿Qué ventajas personales aportará a los mayores este nuevo modelo de servicios sociales?

—Vamos a desarrollar el proyecto personal que la persona quiere y que ella necesita. Siempre digo que tenemos que ser capaces desde las Administraciones, y más desde los servicios sociales, de darle a la persona lo que ella quiere, y no lo que nosotros con la mejor intención pensamos que pueden necesitar. Ese es el gran cambio, la atención a la persona. Eso es la Dependencia 5.0, el aplicar toda esta innovación para dar ese salto tecnológico a la robotización, la domótica y la inteligencia artificial. A lo mejor una persona necesita un andador, y estamos desarrollando un proyecto de andadores inteligentes, pero a lo mejor otro necesita un urinario adaptado. Proporcionaremos a cada persona lo que necesite.

Castilla y León siempre ha estado a la vanguardia en servicios sociales y tenemos que ser los primeros en aplicar la domotización y la robotización

—¿Por qué se ha elegido Aliste y Sayago para comenzar a aplicar “Atención en red”?

—Porque estos programas pretenden también fijar población en el medio rural. Por cada 100 personas atendidas se crean una media de entre 60 y 70 puestos de trabajos. Tanto Aliste y Sayago, como las comarcas de Vitigudino y Cabeza de Horno (Salamanca), donde también se está implantando, son de las comarcas más despobladas que tenemos en esta comunidad. Entonces entendimos que era el mejor sitio, por las características de la población, que es muy mayor y está repartida en núcleos diseminados. Es una apuesta de la Junta de Castilla y León por este territorio para fijar población. En este programa vamos a destinar nueve millones de euros a lo largo de tres años, pero en total las acciones que vamos a realizar en la provincia de Zamora en materia de servicios sociales rondan los 40 millones de euros. Vamos a hacer una residencia nueva en Zamora, vamos a adaptar, modernizar e introducir nuevos proyectos pilotos en la residencia de Benavente, y vamos a poner en marcha este programa en Aliste y Sayago. En Villalpando se va a abrir un Fisiomer para llevar la fisioterapia al medio rural. Entendíamos que Zamora era la provincia ideal para desarrollar este modelo de “Atención en red”, que teníamos que empezar por aquí, y es una apuesta real por el mundo rural, por la lucha contra la despoblación y para darle a Zamora ese impulso que necesita.

—¿Será necesario reforzar los CEAS o la Atención Primaria en estas dos comarcas para que el programa se pueda desarrollar correctamente?

—No, porque estas personas ya están atendidas por los CEAS y por la Atención Primaria, esto lo complementa. Es más, estamos implantando el modelo de teleasistencia avanzada desde principios de este año para todos los usuarios que lo soliciten, y desde aquí animo a las personas mayores a solicitarla porque es una prestación gratuita. Uno de los proyectos que estamos desarrollando es la interconexión a través de una plataforma digital con el sistema de salud, de tal manera que a las personas mayores, a través de los distintos dispositivos, se les pueda controlar la saturación de oxígeno, el nivel de glucosa o el ritmo cardíaco.

La pandemia ha puesto sobre la mesa el trabajo de quienes están en el día a día de los cuidados a los mayores

—¿Ha contribuido la pandemia y lo ocurrido en las residencias a cambiar la percepción de la sociedad sobre la atención a los mayores y la necesidad de modernizar el sector, como pretenden con la Dependencia 5.0?

—Ha servido para poner encima de la mesa el gran trabajo que realizan los servicios sociales. Desde aquí quiero mostrar mi agradecimiento y mi reconocimiento a todos los que realizan este trabajo. Hay que dar ese gran paso hacia esa calidad, hacia esa modernización. Si algo aprendimos en 2020 fue la importancia de las nuevas tecnologías. Hemos tramitado la ley de atención residencial que pretende dar ese salto hacia una atención residencial 5.0. A través de las unidades de convivencia, que son pequeños módulos de 12 o 16 personas dentro de un gran cascarón, pero no solo en el aspecto estructural del edificio, sino que los residentes que están en esos módulos tendrán siempre los mismos profesionales de referencia, su coordinador de caso y sus auxiliares que son siempre los mismos, con lo cual en una situación de pandemia nos permitiría aislar o sectorizar mucho más fácilmente. La segunda pata sería la calidad, la ley contempla la implantación de un sistema de calidad moderno que se va actualizando permanentemente, que complementa las inspecciones, y que servirá tanto para los usuarios a la hora de elegir residencia como para la Administración a la hora de contratar plazas residenciales.