Iberdrola ha rehabilitado diez viviendas del antiguo poblado de Ricobayo con el fin de transformarlas en alojamientos de turismo rural para el disfrute de sus empleados, así como personal prejubilado y jubilado de la empresa. Se trata de viviendas ocupadas en su día por el personal destinado a la construcción de las presas en el Sistema Duero y que llevaban décadas vacías y deterioradas. En la primera mitad del siglo XX, coincidiendo con el aprovechamiento de los saltos del Duero se inició la construcción de los grandes embalses reguladores, y con ella el levantamiento de poblados provistos de todos los servicios para las familias que se asentaban al pie de las obras.

La actuación en el complejo de Ricobayo ha permitido recuperar diez construcciones, que ya están preparadas para poder ser habitadas, aunque la pandemia ha obligado a retrasar el lanzamiento de oferta de alojamiento. “Todo va a depender de la evolución de la crisis sanitaria, pero en cualquier caso este verano no se abrirán” precisan fuentes de Iberdrola. “La intención es hacer la estancia lo más agradable y segura posible, por lo que no se ofertarán hasta que los protocolos de seguridad del COVID lo permitan” insisten.

La empresa destaca el impacto social y económico en un territorio afectado por la despoblación

El proyecto es más ambicioso y se extiende a casi medio centenar de viviendas en algunos de los antiguos poblados más emblemáticos junto a los ríos Duero, Tormes o Tajo. Además de las diez de Ricobayo, junto al salto del Esla, Iberdrola ha reformado 15 viviendas en Aldeadávila, otras 15 en Villarino de los Aires (ambas en la provincia de Salamanca), y ocho en Alcántara (Cáceres). Todas dispuestas para el disfrute durante vacaciones o fines de semana.

La disposición de alojamientos para el personal vinculado a Iberdrola no es nueva. Hace años que viene ofreciendo apartamentos en la costa para las vacaciones de verano, además ahora se lanzará la posibilidad de que los interesados puedan alojarse durante todo el año, por periodos semanales. Y por primera vez la compañía eléctrica abrirá la posibilidad de alojarse en espacios del interior, en el entorno rural tan codiciado últimamente y en el caso de las viviendas del poblado de Ricobayo, con el atractivo que proporciona el Parque Natural Arribes del Duero y la proximidad a Portugal.

Edificios recuperados por Iberdrola para disfrute vacacional de sus trabajadores. | I. G.

Desde Iberdrola se significa además el “impacto socioeconómico” del proyecto, gracias a la activación de una oferta turística que atraerá población, ayudará a promocionar un espacio con indudables atractivos medioambientales y dinamizará un territorio afectado por la despoblación.

La construcción de los poblados de Iberdrola vivió su esplendor durante la primera mitad del siglo XX, cuando los proyectos de construcción de presas en España desbordaban los aspectos estrictamente técnicos o empresariales. Su magnitud y complejidad requerían de una ingente cantidad de mano de obra, lo que unido al hecho de que estos proyectos se llevaban a cabo a menudo lejos de los grandes núcleos de población, hacía necesario construir en el entorno directo de la obra lo que se conoció como los poblados, verdaderos pueblos donde se desplazaban los trabajadores de la presa con sus familiares y donde habitarían durante el desarrollo de las obras. Eran complejos levantados de la nada, donde se necesitaba instalar todo cuanto fuera imprescindible para el desarrollo de la vida cotidiana.

Detalle de una vivienda del poblado de Ricobayo rehabilitada I. G.

Además de la necesaria infraestructura: escuelas, enfermerías, hospitales, instalaciones deportivas —generalmente frontones o campos de fútbol—, iglesias, cuartel de la Guardia Civil, comedores, cantinas y viviendas. El complejo de Ricobayo, situado en el municipio de Muelas del Pan, cuenta además con una hospedería en perfectas condiciones. “Aquellos poblados fueron lugares de trabajo donde muchos españoles encontraron un buen medio de vida y donde hallarían algunas de las comodidades de la “vida moderna” —todavía entonces ajenas al medio rural del que procedía buena parte de los trabajadores—, tales como el agua corriente, la luz eléctrica o la asistencia médica, la formación escolar de calidad para los niños o la instrucción profesional para jóvenes mujeres que entonces no se incorporaban todavía a las labores manuales de las obras”, apuntan fuentes de la Compañía.

Iberdrola destaca su “compromiso” con Castilla y León dentro de la “profunda vinculación de la compañía con esta tierra, en la que nació hace más de 115 años y desde la que viene impulsando la transición energética hacia energías renovables, limpias y competitivas que promueven el desarrollo de una sociedad sostenible y responsable con el entorno medioambiental y socio económico”.

La apuesta de Iberdrola por las energías limpias comenzó precisamente con la promoción de los Saltos del Duero “y este compromiso, más de un siglo después, se ha materializado convirtiéndose en un líder energético global, el primer productor eólico y una de las mayores compañías eléctricas por capitalización bursátil del mundo”.