Ha recorrido 3.700 kilómetros por los diferentes Caminos de Santiago: el Francés, la vía Podiensis, el Piamontés, Portugués, parte del camino del Norte, Aragonés, Arlés y ahora el Mozárabe-Sanabrés. El francés de Rauglaudre anda más despacio que los otros peregrinos que encuentra en su camino, como Koldo Sanz Albizuri compañero y traductor de francés durante tres días. Su pierna ortopédica marca el ritmo y la distancia de las etapas, no más de 15 kilómetros. Comenzó el camino desde Almería en 2019, que tras un parón en el 2020, ha retomado por la Vía de la Plata desde Salamanca, pasando por Zamora, en siete etapas.

Rauglaudre recalaba este miércoles en la casa de turismo rural “Azul Sanabria” de Entrepeñas, en el municipio de Asturianos, una de las pocas alternativas de alojamiento en el camino a falta de la apertura de los albergues. Le ha tocado dormir tres noches en tienda de campaña.

“¿Dificultad? Ninguna” responde. “El camino siempre es un placer” dice este profesor de Filosofía, físico y concertista, autor de varios libros de senderismo entre ellos “Relato de un peregrino con una sola pierna en el Camino de Santiago” además de fotógrafo.

En su caso “no es un reto. Sino una satisfacción personal” además de dar visibilidad a la Asociación de Amigos del Camino Mozárabe su marcha sirve para recaudar fondos para la asociación de discapacitados a la que pertenece.

“Las largas rectas interminables al lado de la carretera” resumen su “problema” que se diluye cuando de entre Rionegro y Mombuey, después de pernoctar en Villar de Farfón, el paisaje cambia y es “más Galicia” en traducción de Koldo. Flora y fauna son dos materias que le interesan a Nicolás. En medio del paisaje, el paisanaje “he encontrado gente muy simpática siempre dispuesta a ayudar y con muy buena sorpresas” como trasladarlo en coche a algún lugar donde alojarse ante el cierre de los albergues o acercarlo a un cajero. Entre esas sorpresas en tierras ya carballesas “de los lugares donde mejor he comido”. Dentro de su confianza el peregrino francés está atento a ese tipo de vivencias. También se ha encontrado a dos peregrinos en Sevilla, uno italiano y otro inglés, aprovechando para recoger basura en el camino.

Sus etapas no responden a una programación estricta de etapas es más un prueba de confianza que un reto de superación para Nicolás. Las ampollas no le salen en los pies, como al común de los peregrinos, sino en la pierna donde lleva la prótesis “en el muñón” como él mismo explica, con la experiencia ya sabe cuándo tiene que parar y anticiparse para que no le salgan llagas.

Varias cosas le llaman la atención, el río Duero a su paso por Zamora que pudo disfrutar poco, que ha podido relacionarse poco con los habitantes de los pueblos “por el COVID” y por la falta de comunicación, la pobreza que ha notado en algunas aldeas y la presencia de fauna salvaje una vez que ha llegado al noroeste de la provincia. “De pasar por zonas valladas aquí llegas a medio del bosque” en una opinión de Koldo, compartida por Nicolás.

Es una camino más despejado donde reconoce que “he estado más en contacto con el pueblo español” porque en el Camino Francés, más masificado, “se habla más inglés y francés”. Reconoce que “me siento más realizado en el Camino Mozárabe”. Los puertos de Padornelo y La Canda no le asustan, porque viene de las regiones montañosas de Francia. A estas alturas del relato Nicolás y Koldo se han separado, cada uno ha seguido su caminos. Nicolás ya habrá llegado a Puebla y Koldo prolongaba su camino hasta Requejo.

Domi Pérez es la propietaria de la casa rural de Entrepeñas donde se han alojado por una noche y reconoce que es necesaria la apertura de los albergues para evitar etapas tan largas. Entre Villar de Farfón y Puebla no hay ningún albergue abierto, a la espera de que Rionegro pueda abrir.

En los últimos 10 días prácticamente han sido contados los días que no ha habido peregrinos en Entrepeñas. Domi Pérez valora que la apertura de los albergues beneficia a todos, también a los alojamientos rurales, como el de ella, con una limitada capacidad y más enfocado a las vacaciones, el mes de agosto, puentes y fines de semana. La oferta del pueblo también es mejorable si alguien se anima a instalar algún tipo de bar o restaurante o mismo una zona de descanso para los caminantes para potenciar el camino, como tiene previsto el Ayuntamiento de Asturianos. Las vistas al embalse completan la mirada relajante y refrescante tras un día a pie.