Cuando el timbre de su casa sonó a las cinco de la tarde, Carolina Martín no se imaginaba la sorpresa que le aguardaba en el rellano. En el salón, sus hijos y su nieto Andoni preparaban una tarta de chocolate y dos velas con forma de 9 y 0, mientras el timbre seguía resonando insistente. A sus 90 años, los diez metros que separan el sofá de la puerta no se recorren en un minuto. Por fin alcanzó el pomo, la luz del sol penetró en el recibidor, y Carolina se topó con esa carita blanca y rubia que lleva un año viendo en la pantalla de un teléfono móvil: era su bisnieto Nico, el benjamín de la familia.

Nico nació el 9 de mayo de 2020, pero su bisabuela no pudo conocerlo hasta ayer, casi un año más tarde. Sara, nieta de Carolina y madre del pequeño, no vive lejos de San Agustín del Pozo, están a menos de una hora de viaje. Lo que ha separado a esta familia durante un año no es la distancia, sino ese minúsculo bicho que ha cambiado el mundo. Sara no ha querido visitar a su abuela para protegerla del coronavirus, a su avanzada edad es grupo de riesgo... hasta que ha recibido la segunda dosis de la vacuna, justo antes de su 90 cumpleaños.

VÍDEO | Una zamorana de 90 años ve por primera vez a su bisnieto tras un año separados por el COVID

VIDEO | Una zamorana de 90 años ve por primera vez a su bisnieto tras un año separados por el COVID Alejandro Bermúdez

Carolina ha recibido el mejor regalo que podía imaginar, un regalo que ha iluminado su mirada y dibujó unos surcos en sus mejillas que dejaban intuir una amplia sonrisa bajo la mascarilla. Por fin ha podido besar la mano de su bisnieto, que recién despertado de la siesta no se enteraba muy bien del acontecimiento que estaba protagonizando.

Por su bisnieto, Carolina aprendió a los 89 años a contestar y a hacer videollamadas con un teléfono, la única forma que tenía de ver crecer día a día a su bisnieto. Ella es suficientemente mayor como para recordar el día en que estalló la Guerra Civil, la noticia sobrevino cuando estaba jugando con otras niñas en la Plaza Mayor de Revellinos, el pueblo en el que nació, como recordaba ayer en la sobremesa. Nico ha nacido en la era del 5G y antes de saber hablar mira a las lámparas cuando oye “Alexa, enciende la luz”. Casi un siglo de diferencia, y sin embargo la vida de ambos ha quedado marcada por la pandemia del COVID-19.

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GALERIA | Una zamorana de 90 años conoce a su bisnieto tras un año separados por el COVID José Luis Fernández

Un virus que en muchas casas ha supuesto una gran tragedia, pero para esta familia Zamora ha podido tener un final feliz, tras más de un año de espera, gracias a la eficacia de las vacunas. Carolina pudo soplar ayer las velas de su cumpleaños rodeada de sus hijos Ana, Pilar y José (su otro hijo, Eusebio, no pudo acudir), de tres de sus nietos y del pequeño bisnieto, que tras coger confianza con una persona que para él era nueva, se sentaba tranquilo en el regazo de la matriarca.

Después el pequeño exploraba la casa de “la bisa”, a veces a gatas y a ratos subido sobre la el robot aspirador, uno de los juguetes favoritos del niño.

Un regalo con chupete