Perfil

Vicente González Eguren

Trubia (Asturias)1958. Doctor (1988) en Veterinaria por la Universidad de León. Profesor Titular de Universidad desde 1990. Director de tres Master Universitarios, dos de ellos de ámbito internacional, ligados a la fauna silvestre. Ha participado en numerosos proyectos de investigación relacionados con la producción animal, la fauna silvestre y la comercialización de productos agroalimentarios. Numerosas publicaciones en revistas nacionales e internacionales. VIII Premio Nacional Cayetano López y López (1992) y el Premio Prensa Agraria 1991. Autor del libro “Razas domésticas”. “La ganadería y el lobo en España”. Presidente de WAVES (Sociedad Euromediterránea para la Vigilancia de la Fauna Salvaje (2003-2010) y, desde 2009, de la Sociedad Canina Leonesa. 

Las palabras convivencia, control y acercamiento de posturas se repiten en la boca del doctor Vicente González Eguren a la hora de hablar del lobo. El próximo día 16 da comienzo el segundo curso de especialistas de conservación y gestión del lobo, organizado por Waves, la Universidad de León, la Fundación Patrimonio Natural y la Junta de Castilla y León, con la Sierra de La Culebra como territorio lobero por excelencia.

–Los cursos sobre fauna salvaje son un referente en una materia del patrimonio natural, como son las especies cinegéticas y no cinegéticas. ¿Cómo surgió la idea de organizar estos cursos, cuántos alumnos han participado desde la primera edición y qué supone disponer de este certificado?

–Surge a comienzos de la década de los 90 con un curso sobre Fauna Salvaje en el Colegio Oficial de Veterinarios de Zamora. Posteriormente entre el año 1995 y 97 se desarrolla el primer máster sobre Fauna Salvaje con el acierto de incluir a otros profesionales: ingenieros de Montes, biólogos, ambientalistas... gracias a las excelentes relaciones personales que había con ingenieros vinculados a los espacios naturales, Jesús Palacios y Mariano Rodríguez, y de poder acceder a los espacios. El número de alumnos han sido miles. Hay tres tipos de cursos: los masters, que se han celebrado seis y hemos tenido cerca de 500 alumnos, y los títulos propios del lobo, tienen una duración estimada de más de 200 euros, frente a las más de 600 del máster, en el primero de ellos unos 50 y ahora esperamos y una cifra similar y estarán otras acciones formativas como los cursos, con una duración de 40 o 50 horas, y los congresos de uno, dos o tres días, que donde ha habido más personas, unas 2.000 personas. El certifica supone el reconocimiento oficial por parte de la Universidad, de la Junta de Castilla y León y otras instituciones de unos conocimientos profesionales

–Los últimos años se han centrado en el lobo. ¿Qué motivos llevaron a estos monográficos?

–Por un lado, la dificultad de organizar un máster de más de 600 horas, que necesitamos de un mínimo de alumno, unos 30, para que tenga un coste razonable; la segunda, la demanda social que hay ahora por el lobo, y también las magníficas instalaciones del Centro Temático del Lobo Ibérico “Félix Rodríguez de la Fuente”, de Robledo.

–Un Comité de expertos del Ministerio de Transición Ecológica recomendó la inclusión del cánido en el Listado de Especies Silvestres con Protección Especial en todo el territorio peninsular. ¿Es la situación que debe primar para la especie, y que deben adoptar las autonomías, o debe continuar su consideración de cinegética?

–Hay que aclarar que la gestión de la población de lobo está sometida Directiva Hábitat que establece la protección legal del lobo. Al sur del Duero únicamente se pueden controlar los lobos, eliminar aquellos que causen daños reiterados a la ganadería. Al norte pueden ser objeto de caza y de control, y cada comunidad utiliza su propia fórmula. Las que cuentan con mayor población, Castilla y León casi el 60%, disponen de planes de gestión que incluyen la posibilidad de la caza y control, generalmente en áreas de mayor conflicto social por daños al ganado. La conservación de especies y el cuidado de la naturaleza son objetivos prioritarios, pero la experiencia demuestra que en las zonas con altas densidad de presencia de lobos y ganadería extensiva ésta se hace insostenible. Entonces la protección estricta es una utopía, es necesario el control, sobre todo de determinados ejemplares.

–El censo del lobo es una cuestión controvertida. Sindicatos agrarios, ecologistas y cazadores no dan crédito a los datos oficiales: unos por de más y otros por de menos ¿Son fiables los números de la Administración? ¿La expansión del lobo es debido al incremento de la población? ¿Es crucial es saber el número exacto de ejemplares de una especie salvaje?

–La expansión territorial del lobo es debido al incremento de población. En nuestro país ha tenido una recuperación progresiva, hasta el punto de que está colonizando nuevos territorios. Ha traspasado del límite del río Duero, establecido por la Directiva Hábitat. En esta recuperación han influido muchos aspectos: el abandono rural, la proliferación de la cobertura vegetal y la proliferación de ungulados silvestres, y la mayor tolerancia de la especie, ya que ahora la mayoría de los habitantes estamos en ambientes urbanos. Esta expansión va unida a un aumento de la población. En España tenemos, en una estimación prudente, unas 300 manadas. Las características del lobo hacen que lo fundamental sea conocer el número de manadas y luego establecer unos mínimos y máximos poblacionales. Es interesante conocer la evolución de las poblaciones. Para hacer extracción de ejemplares o control de las mismas muchos grupos dicen que hay que saber el número exacto. Los censos actuales se han hecho cada vez más estrictos en cuanto a contabilización de manadas y, actualmente, las estimaciones son muy fiables y siempre conservadoras. Estamos hablando de mínimos, con lo cual el cupo que se pueda establecer en algunos casos no va a ocasionar problemas a la especie.

–El superpredador no escapa a las enfermedades infecciosas y parasitarias ¿Cuáles son las más impactantes ahora mismo? ¿Qué es preciso hacer para cortar contagios y sanear su estado?

–Aunque sea un superdepredador puede padecer enfermedades. En España la más importante, con diferencia, es la parvovirosis, y bastante lejos está la sarna. Hay problema de moquillo, de leishmaniosis, y el perro es una subespecie del lobo con lo cual comparte todas sus enfermedades. Tampoco nos podemos olvidar de enfermedades que pueden afectar al hombre, que son zoonosis como la hidatidosis y la rabia, que no han llegado pero que pueden surgir. No olvidar que el lobo comparte con el perro todas esas enfermedades y es fundamental realizar un control para evitar graves problemas sanitarios.

–Los fondos Feader o LIFE son, si miramos otros campos de conservación, un manantial, ¿Aprovecha el sector ganadero en toda su medida estos fondos para sufragar los costes de mantenimiento y los compromisos agroambientales?

–Los fondos europeos pueden ser solicitados por las comunidades autónomas, en lo que se llama marcos de acción prioritaria, para muchas actividades relacionadas con la fauna salvaje. Ha habido manifestaciones de la UE diciendo que están a disposición del país para adquisición y mantenimiento, por ejemplo, de mastines o vallados o pastores eléctrico. Pero es difícil hacerlos llegar a los ganaderos y cada comunidad debería solicitar y hacerlas llegar, pero tampoco son la solución.

–El control del lobo, conforme a una sentencia dada para Finlandia, y que en España cada gremio interpreta a su gusto, exige uno conocimiento detallado de manadas e individuos para eliminar al ejemplar dañino o uno que no desestructure la manada o menoscabe la especie. ¿Es preciso llegar a este grado de intromisión en el reino animal, especialmente con un ser tan libre y capaz de sobrevivir por sí mismo como el lobo?

–La situación del lobo en Finlandia es muy distinta a la de nuestro país. Los lobos concretos que ocasionan daños a la ganadería tanto por parte de la Guardería como de los ganaderos se pueden conocer con precisión y se trata de eliminar aquellos animales que son conflictivos y que además existe un alto grado de probabilidades de que los sigan siendo en el futuro.

–¿Qué papel concede a la caza del lobo? ¿Y cómo valora el precio?

–La caza del lobo se ha presentado muchas veces como un método para obtener ingresos que compensen los perjuicios causados por la especie. Es un argumento esgrimido para disminuir densidades. Es una herramienta de gestión que está ahí, que sirve para eliminar ejemplares conflictivos y que suele ser una exigencia por parte de los ganaderos. Una exigencia más psicológica para enfrentarse a las posturas a veces un poco extremistas de algunos grupos conservacionistas que rechazan totalmente estos controles. El precio de los ejemplares sirve para compensar en algunos casos los daños. No es lo más importe. Es una herramienta de gestión que puede servir como sirven las medidas preventivas.

–Hubo un tiempo en que los estudiosos achacaban a perros asilvestrados gran número de los daños al ganado, pero nadie ve tantos perros por los montes. ¿Hay base científica para atribuir a este tipo de perros un alto nivel de daños?

–Se ha achacado mucha culpa a los mastines que no eran bien manejados, mal socializados, mal empleados. Actualmente el conocimiento que se tiene del lobo, de su localización, es mucho mayor y la confusión puede ocurrir en algunos casos. Es aprovechado por algunos ganaderos como ecologistas para defender sus propios intereses. Pienso que hoy, salvo en zonas de recolonización, que puede haber dudas tanto porque se compran mastines, y no se manejan adecuadamente, como por la existencia de ejemplares de lobo colonizadores o aislados, el grado de conflicto es menor.

–¿Son fiables los registros administrativos de los ataques cuando unos se califican de indeterminados y otros no se denuncian siquiera?

–Se sabe que no se denuncian todos los ataques por aspectos burocráticos o por desconocimiento en zonas que recolonizada el lobo especialmente, y solo se denuncian de manera sistemática en aquellas zonas donde los sistemas de compensación y seguro están más consolidados y desarrollados.

–El temor de los ganaderos con explotaciones en tierras con lobo y sin lobo es que llegue el predador. ¿Cómo se armoniza con el ganado que pasta libre en dehesas, en valles o en sierras? ¿No es una barbaridad exigir al ganadero que encierre cada noche las reses que se dispersan por cientos de hectáreas? ¿No sería un atropello medioambiental llenar espacios, algunos protegidos, de cercones?

–Es un conflicto innegable. Si coinciden en el espacio y en el tiempo habrá problemas. Hay que distinguir entre ganadería de dehesa, de las zonas de montaña e incluso de zonas de transición. Hay muchos sistemas ganaderos. Hay conflicto, además, en el caso de ganado vacuno, cuando coinciden las crías con el lobo. Si son recogidas es menos conflictivo. Hay un problema en esa convivencia. En algunos sistemas de explotación es inviable el encierro de ganado por la noche y, en algunos lugares, tampoco es posible tener construcciones o no tendría mucho sentido.

–Vallados, mastines… Son todo medidas costosas que, además, se encarecen con una burocracia que cada día acrecienta los requisitos exigiendo proyectos, registros y demás. “¿Deben los fondos europeos y administrativos cubrir estos gastos y favorecerse la disposición de estas medidas? ¿Se pagan correctamente las prevenciones y, cuando ocurren, los daños?

–Son medidas costosas y, en el caso de ganado vacuno, que tiene un mayor valor unitario, su dispersión hace que sean menos efectivos, y los fondos europeos deberían ayudar a subrayar los gastos, pero es complicado de llevar a cabo e implementar y siempre puede haber abusos en los mismos.

–El ganadero es el más afectado por la predación del lobo, el más perjudicado por los ataques y sus dentelladas. Está en su boca que si el lobo atacara en los despachos habría otra gestión. ¿Debe pagar seguro de lobo? ¿Se dan falsedades o picarescas en el sector?

–No han ninguna duda que el ganadero es el más perjudicado del conflicto lobo y hombre. El seguro es voluntario. El ganadero tiene que analizar si le interesa el seguro, no solo por el lobo. El seguro tiene otras coberturas, la cobertura cubre tanto a perros asilvestrados como a lobos y otras especies, pero es voluntario y no se le puede obligar. En nuestro país está bien reglamentado. Sobre falsedades o picaresca, la inmensa mayoría de los ganaderos su interés es desarrollar en las mejores condiciones su actividad. Esa incertidumbre de que el lobo pueda acabar con sus ejemplares es lo que no aceptan y quieren que sea corregido.

–Los mastines son una solución, pero también un problema -y no faltan los litigios- cuando personas que disfrutan de la naturaleza se adentran entre ganados o los rondan con perros de compañía. ¿Cómo se resuelve la cuestión?

–Es indudable que los mastines son una de medidas preventivas más aceptadas por todo el mundo. La efectividad, en caso del ovino y caprino, es elevada, en el vacuno, por la dispersión del mismo, es un poco más compleja. Pero la clave para todo es una buena integración del mastín en los rebaños, y en determinadas zonas donde pueden coincidir con excursionistas o turistas, pues intentar concienciar a estas personas de que no se acerquen porque el mastín va a defender siempre al rebaño.

–¿Son trasladables los comportamientos de lobos que viven en terrenos salvajes con lobos que viven en torno a pueblos habitados y ganados domésticos?

–El comportamiento del lobo no es igual. En nuestro país hay una componente individual importante y está claro que donde no convive con actividades humanas, con ecosistemas más o menos naturales ejerce una función depredador apical, controlando a los animales salvajes. En nuestro país tenemos poblaciones de fauna salvaje pero los ecosistemas son mayoritariamente modificados por el hombre, son agroecosistemas, de ahí que es fundamental realizar un control, tanto del lobo como de las especies salvajes para compatibilizarlo con la ganadería. La extensiva ha contribuido al mantenimiento de los agrosistemas, algunos tan admirados como las dehesas. De ahí que sea necesario un control de estas actividades

–¿Se hace gestión forestal y faunística a favor del lobo? Da la impresión de que todo está a favor del aprovechamiento del hombre.

–La gestión forestal a favor no se hace en este país, sí en Portugal, llevando corzos para repoblar, pero el lobo se ha beneficiado del abandono del medio rural de la proliferación del matorral y aumento de la fauna, de ungulados silvestres que favorecen su alimentación.

–¿Es el lobo un buen gestor del reino animal depredando sobre las especies salvajes?

–En nuestro país, como superdepredador que es, puede eliminar animales salvajes pero el problema es si coincide con la ganadería extensiva. Y si tiene que elegir lo va a hacer por esta última porque para él es más sencillo. Las circunstancias actuales de nuestro país, de abandono del medio rural, han favorecido su proliferación

–El turismo lobero va en alza. ¿Qué potencial tiene y cómo debe regularse para que no se den las situaciones de confluencia de observadores y cazadores en un mismo escenario?

–En los últimos años en España ha surgido el negocio relacionado con el lobo. El turismo de observación no es incompatible con el aprovechamiento cinegético, aunque ambos recursos no deben coincidir en el espacio ni el tiempo. Lo que sucede es que hay un choque entre observadores del lobo y cazadores, que tienen sensibilidades distintas; sin hablar de los ganaderos. Hay que regularlo. El Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León es en este sentido, en la sierra de La culebra, un recurso educativo complementario a este turismo de observación que puede beneficiar la imagen del lobo y complementarse con esas otras actividades de intentar visualizar al lobo en su ambiente natural

–Estamos en un país de denominaciones, marcas y vitolas de calidad, con productos que llegan a vestir media docena. ¿La marca lobo debería consignarse para los lechazos y terneros criados en estos territorios?

–Debería de potenciarse. En este sentido la creación de marcas de calidad o etiquetas es una manera hacer visible los compromisos sociales de coexistencia del lobo y la ganadería. De esa manera se impulsan aquellos productos que se elaborar en explotaciones que podían sufrir ataques de lobo y que tienen unos costes adicionales: mastines, cerramientos en casos, y así hacemos que los consumidores conozcan que detrás de estos productos están explotaciones que favorecen la biodiversidad.

–Ganaderos, cazadores, conservacionistas, turistas, estudiosos, gestores… ¿Qué aporta cada colectivo a la pervivencia de la especie y qué recibe del cánido? 

–De todos los agentes que tiene interese en el lobo, nuestro país no es diferente a cualquier otro en el que ellos hombre y lobos compren territorio. Los diferentes intereses dan lugar a posturas encontradas y de convivencia importantes. Sin embargo, el lobo lo que al final intenta es sobrevivir como puede y adaptarse a todo tipo de adversidad. A pesar de todo ello España está llena de profesionales competentes, de ganaderos que entienden el problema, generosos, y de ecologistas flexibles, que comprenden. Y si hemos hecho posible que el lobo se recuperase deberíamos intentar acercar posturas entre todas las partes implicadas, sin olvidarnos que el ganadero es el principal elemento a defender. Tenemos que mirar por especies tan emblemáticas como el lobo, pero sin perder de vista a que las actividades humanas son siempre prioritarias.

–¿Cómo se respeta la impronta de un animal salvaje del instinto del lobo, que lleva toda la historia sorteando la muerte y ganándose la vida? ¿Es justificable el nivel de marcajes y manoseos que se da en la fauna?

–Se realiza sobre un pequeño número de ejemplares y la finalidad es intentar beneficiar a esa especie para hacer la mejor gestión.

–Los Centros del Lobo son un referente para dar a conocer a un animal que despierta pasiones. ¿Qué similitudes y diferencias se dan entre animales cautivos y libres?

–Desempeñan un papel importe. Los animales que tiene son rescatados de la naturaleza o criados en cautividad, y desempeñan un papel complementario a la observación ya que los lobos son muy difíciles de observar en libertad. El comportamiento entre animales salvajes y en cautividad no es el mismo pero se asemeja. Las condiciones que se dan en Robledo permiten una observación que se acerca mucho al comportamiento natural de la especie por las condiciones que tiene.

–¿Qué impresión le transmiten quienes reciben el certificado de especialista en gestión y conservación del lobo?

–Mi impresión es que las personas con sensibilidades, en casos a favor del lobo y en otros casos diferente, una vez que acaban los cursos hay un acercamiento y una mayor comprensión. Con el conocimiento la gente no veía de igual manera a los colectivos que pensaban que eran enemigos o amigos del lobo. Es muy positivo. Merece la pena el esfuerzo de formar a profesionales y dar cursos a personas para que adquieran estos conocimientos y se acerquen a lo que es esta especie tan emblemática como es el lobo.