El amplio despliegue de la Guardia Civil por las calles y caminos de Vime de Sanabria, entre la una y media y las tres de la mañana del domingo, concluyó esta tarde con el desalojo de los concentrados tras recibir la orden judicial. La operación que está teniendo lugar esta tarde para satisfacción de los vecinos que llevan pendientes de la solución desde el primer momento. La propietaria de una de las fincas está esperando al desalojo para poder acceder a la finca y comprobar los posibles daños o suciedad que puedan existir en la misma.

El vecindario sufrió su segunda noche de insomnio e incredulidad ante una fiesta y acampada ilegales en el paraje de El Gargallón, que concentró a un centenar de personas, que empezaron a instalarse el viernes en fincas privadas sin permiso. El domingo, a las primeras luces del día el número de personas que aún quedaba en el monte se estimaba en medio centenar. 

La Guardia Civil interviene en el desalojo de los concentrados en Vime A. Saavedra

Fue una noche de expectación en el pueblo. Los vecinos que estuvieron toda la noche en vela además de contar los coches patrulla que subían y bajaban, aguardaban el desalojo. Los agentes de la Guardia Civil mantuvieron todo el tiempo el dispositivo de control, identificación y registro de todas las personas que salían o entraban del lugar donde se instalaron para pasar un intenso fin de semana. Ese control que inicialmente se concentraba en el camino de Vime a Rosinos de la Requejada se extendió a otras rutas como el camino de Rionegrito o el camino del Cementerio usados como rutas alternativas para evitar el control policial. Otros atajaron directamente por el monte.

El número y cantidad de incautaciones de sustancias estupefacientes está aún por determinar aunque se ha aprehendido hachís, speed, marihuana, éxtasis y otras sustancias aún por averiguar. Una de las drogas incautadas a participantes de la fiesta y poco frecuente en esta zona fue “poppers” chinos. En los registros y controles los agentes vigilaron que no se introdujera ningún tipo de arma blanca o de fuego. 

Entre los asistentes a esta fiesta ilegal había personas de todas las edades, incluso menores. El caso más llamativo fue el de una joven de 16 años que bajó al pueblo buscando una tienda para comprar comida, ya que llevaba casi un día sin comer. En el pueblo no hay ninguna tienda. La menor fue trasladada al Cuartel de la Guardia Civil de Puebla a la espera de ser recogida por sus padres, desplazados desde León.

Control de los agentes en la noche del domingo A. Saavedra

A la una de la mañana del domingo, en el recinto de acampada, la música sonaba a todo trapo. En dos días no ha cesado en “bom, bom” que se oída desde el vecindario. El personal que llevaba más de 24 horas de fiesta se veía ya castigado por el consumo de todo tipo de drogas legales e ilegales. La tensión que se vivió en la madrugada del sábado, cuando la Guardia Civil trataba de que los participaran abandonaran El Gargallón, y los vecinos recriminaban en el pueblo a los que subían a sumarse a la juerga, contrastó con la tranquilidad de la noche del domingo, los ánimos de los participantes en la fiesta estaban más apaciguados por la ingesta de todo tipo de “cosas”. Los vecinos, ante el despliegue policial, también estaban más calmados aunque igual de enfadados por la situación.

Particularmente llamativo fue la escena de una pareja en un coche que pelaban patatas con la intención de cocinarlas, aunque con las facultades del equilibrio bastante mermadas. Se les advirtió de estar en zona forestal y del riesgo de incendio. Los vecinos precisamente tenían miedo de que se produjera un fuego fortuito por una situación como esa, u otras como que el ganado –vacas y yeguas- saliera en estampida porque se espantaran y provocaran un accidente en la carretera. Una de las personas identificada “justificaba” a los agentes que “estas fiestas se han hecho siempre” aunque no en un estado de emergencia sanitaria. 

Tendremos que desinfectar todo el pueblo cuando se marchen

Tendremos que desinfectar todo el pueblo cuando se marchen”, comentaban más de un vecino ante esta situación, a la que no daban crédito en pueblo donde viven una treintena de vecinos, que ahora está lleno de veraneantes en sus segundas residencias. Unos y otros han respetado el confinamiento duro en las casas y el distanciamiento social para evitar contagios de coronavirus. La mayor parte de las personas identificadas era forastera, y afincada en otras provincias como Orense, León e incluso se identificó a una residente en Valencia. A lo llamativo de un generador y el chiringuito de luz y sonido en medio del monte se sumó la llegada de una grúa por las calles del pueblo para llevarse algún vehículo averiado, aunque no se internó en el camino.  

Gran despliegue de patrullas para desalojar a los congregados en el monte de Vime A. Saavedra

El siguiente control que les esperaba a los juerguistas era el de alcoholemia y drogas, el domingo por la mañana, como despedida de una fiesta que ha sacado de sus casillas a los vecinos de Vime que residen todo el año en el pueblo. La multa administrativa más pequeña será, en el mejor de los casos, de 3.000 euros por saltarse la norma que prohíbe concentraciones de más de 10 personas. Una receta nada grata para algunos de los participantes que reconocían “estar en paro”.