"Ni precio ni salida". "No hay consumo". "Nerviosismo y preocupación". "Achuchados". "Fatal". Son expresiones utilizadas ayer mismo por ganaderos de ovino de la provincia de Zamora para definir la situación actual. Todos notan un freno mayúsculo a sus ventas de lechazo. Además no llegan a barruntar lo que deparará siquiera la semana que viene. Tal es la incertidumbre. "¡Que compren lechazos aunque sea para regalarlos a los hospitales o para gente que necesite alimento!" expresa Pedro Fernández, de Santa Colomba, de Sanabria. Una iniciativa compartida por prácticamente todos los demás,

El sector de ovino pide una intervención del Estado para salvar la situación "caótica" en término del ganadero de Fornillos de Fermoselle, Manuel Bárbulo, situado en otra punta de Zamora.

La Indicación Geográfica Protegida del Lechazo (IGP) ha perdido su rango con el cierre de la restauración y gran parte del producto pasa a comercializarse "como normal porque los animales van destinados a la congelación".

El sector del ovino vive unos momentos de enorme preocupación porque además de tratar por todos los medios de evitar el contagio, que dejaría a algunas explotaciones sin titular, tienen que realizar la labor sin compañías y sin tropezarse con nadie. Los lechazos han perdido su valor al destinarse al almacenaje, y "hasta se ofrecen a los compradores para pagarlos cuando puedan porque hay que sacarlos de las explotaciones" al decir de Alonso de Pedro, de Fariza.

La prima perdida al normalizarse la IGP es de "entre cinco y seis euros" por lechazo. Ante esta coyuntura, el deseo es que la situación de emergencia no se prolongue mucho "porque de lo contrario, si no hay consumo, el producto puede quedarnos ahí, en las explotaciones, y tampoco habrá leche" expresa Domingo Herrero, de Fresnadillo.

"Estamos algo mejor que en la capital, porque podemos salir, pero estamos jodidos. Esta semana las cooperativas recogen, pero los mercados han cerrado y nosotros no estamos acostumbrados a la ceba", manifiesta José Luis Pascual, de Tudera.

Afirma que ha dejado de ir al campo "con la mujer" para evitar posibles contagios, y critica que todavía haya personas que sigan dando paseos por ahí.

"Hablamos los compañeros y lo vemos complicado. Si se pierde el mercado de corderos y de leche es la hecatombe" añade Pascual, que subraya que "el lechazo es un producto de celebración y no de consumo diario como son el pollo o el cerdo".

Todos ganaderos consultados coinciden en recalcar el impacto que ha tenido el coronavirus y la declaración de la emergencia sanitaria con la consiguiente suspensión de actividades y cierre de restaurantes, mesones y hoteles de toda vitola. Las propias cooperativas han indicado que, en lo tocante a los lechazos, "es un problema grave ya que al cerrar el principal mercado, el de la restauración, han caído los pedidos y la demanda, y, al no tener salida el producto fresco o refrigerado, la obligación es congelar". Pero también hacen saber que la situación será insostenible más allá de dos semanas porque, además, coincide con el mayor periodo productivo, con la paridera de primavera".

Los ganaderos hallan un mínimo sosiego en que esta semana todavía se recogerán los animales, pero a algunos, como a José Manuel Garrote, de Fresnadillo, se le ha pedido "los grandes -lechazos de 10 a 11,5 kilos y para la congelación", por lo que está dando salida "a la cabecera de las partidas".

"Hay que ir aguantando, pero creo que a un precio baratísimo. Nosotros tenemos que seguir haciendo el trabajo de antes, pero con muchas precauciones y con miedo, pero hay que hacerlo todos los días y dar de comer" señala Garrote.

José Luis Pascual hace alusión a que "la mayoría de los ganaderos tenemos más de cincuenta años y son muchos los gastos y la repercusión de las actuales circunstancias son muy grandes. Pueden cerrarse explotaciones porque hay que dar de comer y si no se saca dinero es imposible".

El coordinador de UPA-Sanabria, Pedro Fernández, es contundente. "Es una ruina total. El lechazo ni tienen precio ni salida. Si no hay consumo las ovejas no se pueden decir aguantar un mes sin parir. Debería haber algún sistema de intervención de las administraciones y del Gobierno, como establecer un precio mínimo para congelar o para regalar a hospitales o a las personas que necesiten alimento. Una intervención como se hacía antes con el trigo. Los de carne lo tenemos mal, porque si los dejas tienes que darles pienso, pero los de leche aún peor porque por fuerza tienen que vender. El problema es jorobado y no veo salida. Mucha gente ponía la paridera para ahora por las celebraciones, eventos, comuniones, bodas, bautizos...."

El ganadero de Fornillos de Fermoselle, Manuel Bárbulo, también se devana los sesos ante la presente situación. "Estoy pensando en dejar las hembras para reposición y los machos para cebo, pero el lechazo churro que es como un lujo en la restauración, ahora cerrado, para el cebo no es como el merino y es muy malo de sacarlo adelante" dice.

El ganadero de Fariza y quesero, Alonso de Pedro, vive como el resto con la mente dando vueltas al problema y a las soluciones. Tiene claro que "los lechazos hay que sacarlos porque, si el ganadero es también de leche, los animales maman y crecen". Ante esta tesitura asegura que "incluso se ha ofrecido a que los lleven y que se paguen cuando se pueda".

Todos son conscientes de que el almacenaje es cuestión de capacidad y que en algunos lugares ya están a punto de rebosar. "Nos dijeron que tendrían para tres semanas y ya estamos en la segunda" comenta un ganadero que no quita de la boca el término "muy mal".

Manuel Ríos, ganadero de ovino de Palazuelo de Sayago, habla de "nerviosismo" y a las dificultades de sacar el producto añade otros males que le afectan como que el tener pendiente del cobro de la PAC -años 2017 y 2018- y los daños del lobo y de los buitres. También las adquisiciones hechas "y otras cuestiones". "Andamos al día", precisa, para apuntalar las dificultades.

Algunos ganaderos consigueron colocar ayer a alguno lechazos en un cebadero "porque los mataderos ya no aceptan". Durante el día de hoy y esta noche nacerán otras partidas de unos animales considerados "de lujo" en la mesa de la mejor cocina, pero que ahora no tiene los fogones encendidos para dorarlos .