La crisis sanitaria global originada por el coronavirus ha traído como efecto colateral, y dentro de la gravedad de la situación, la reconversión temporal del medio rural en un oasis y paraíso agroalimentario donde la preservación de costumbres garantizará la existencia alimentos perecederos e imperecederos de autoconsumo durante varios meses.

Tiendas y ambulantes tienen reservas suficientes para la venta durante el estado de alarma. No obstante, en cada casa alistana se guardan como oro en paño los productos de la tierra.

La matanza del cerdo, que antaño se iniciaba por san Martín (11 de noviembre) y ahora por la Inmaculada Concepción (8 de diciembre), es la "despensa" de la que tirar todo el año. Hasta la llegada de los frigoríficos las longanizas y los lomos, una vez curados, se mantenían un año o más a buen recaudo en un arcón de madera cubiertos (envueltos) de grano de trigo, bien tapados, ajenos al aire y la luz. Jamones, "espaldas" y tocinos colgados de las escarpias de cocina y despensa como la estampa más pura impregnándolas de olores, colores y sabores.

La modernidad de los congeladores eléctricos ha convertido los nuevos arcones en un divino tesoro donde los manjares de la tierra esperan para abastecer a la familia los 365 días del año: en tiempos inciertos y difíciles como estos una garantía para la supervivencia aún confinados.

En ellos se guardan también desde los fréjoles verdes, a los pimientos asados, las zanahorias, los calabacines e incluso productos del bosque como las setas (boletus edulis y níscalos), castañas o moras silvestres.

A nivel de cultivo en Aliste se conocen dos variantes "el huerto" y "la huerta". El huerto es, normalmente, una pequeña parcela urbana, junto a la casa, donde se cultivan las verduras. Este año, la climatología benigna, on lluvias a principios del invierno y el sol de finales, ha propiciado la preparación de los "semilleros" donde ya se ven los primeros brotes. En no mas de una semana muchos alistanos ya tendrán a su disposición el "lechuguino", brotes que en su primera etapa se utilizan para replantar y luego tener lechugas, y el resto para disfrutar de las primera ensaladas. Las lechugas garantizarán ya la ensalada hasta julio en que tomarán el relevo los tomates hasta noviembre.

Los ajos, sembrados por san Martín, ya están bien nacidos para dar su fruto por san Pedro y las cebollas tempranas ya están en la tierra para estar listas en junio. Laurel y perejil hay todo el año.

Por "la huerta" se entiende la parcela de regadío junto a ríos como el Aliste, Frío, Mena o Cebal, donde se cultivan y crían las hortalizas. Uno de sus productos estrella, a buen recaudo en el corral son las patatas, cantidad y calidad, que aguantarán hasta que lleguen las nuevas en verano. Por norma se cosechan muchas más de las necesarias. "De patatas siempre vamos bien sobrados y casi siempre hay que tirar bastantes. Tenemos reserva suficiente para el consumo propio y compartir con alguna persona de la tercera edad o joven si se queda sin ellas. Ahora lo único que hay que tener cuidado es ir quitándole los grillos (brotes) solo salir" afirma un alistano. En las "tenadas" (sobrado de los corrales), las protagonistas son las cebollas.

Otra de las grandezas del mundo campesino es el típico corral donde cada familia tiene sus propias gallinas: "Esto es lo más rentable y menos trabajoso que hay, solo tienes que preocuparte de echarle agua, pienso y alguna berza, ellas viven su vida libres y tienes huevos a sobrar. Una matrimonio de jubilados con tres gallinas es suficiente, con seis se abastece una familia numerosa. Hay veces que te juntas con tantos huevos que no sabes qué hacer con ellos".

Quienes aún tienen vacas, cabras u ovejas -cada vez hay menos, bien es cierto-, "siempre tienes alguna que ha parido y la ordeñas a mano y así tenemos la mejor leche del mundo".

Muchos pueblos ya carecen de bares y donde los hay ahora están cerrados. Habrá que tomar el café en casa algo que no será un problema pues en los hogares alistanos el café casero es una "delicatessen" habitual en cada desayuno o sobremesa. La solución llega desde Portugal (Tras Os Montes) a España (Aliste) desde los tiempos del contrabando, durante las dictaduras de Franco y Salazar, el torrefacto "Palmeira" producido en Vale de Cavalos (Alegrete): "Ahora ya lo puedes comprar incluso en Aliste y todos tenemos cuatro o cinco paquetes, por si acaso, porque el año pasado la fábrica dio de quiebra y estuvo agotado y era muy difícil de conseguir". El cierre de fronteras desataba ayer la compra masiva en Aliste ante el temor de que vuelva a escasear.

Los ayuntamientos con comedores sociales están incrementando sus infraestructuras y materias primas en previsión de que de alargarse el estado de alarma tengan que prestar servicio a domicilio a personas de la tercera edad de otros municipios. Los mayores agradecían ayer "un servicio que nos da la vida y no nos debe de faltar".