Insólito resulta en estos tiempos de globalizaciones y homogeneizaciones (qué palabra más fea por cierto), donde la moda es recta y hueca que un vino sepa a vino. O sea a uvas fermentadas, a tierra comprimida, a espacios abiertos y a bodega de piedra arenisca. Lo hay sí, aunque si no se prueba no se cree. Entre los últimos de Filipinas florecen los vinos de Alvar De Dios Hernández, natural de El Pego y Guarrate (sí, sí, de los dos sitios), que tienen en sus entrañas ecos de antaño tamizados con la elegancia de ahora, una mixtura que los hace singulares, con voz propia, cualidad que quedó demostrada con creces en la cata maridaje con garbanzos de la Guareña, organizada en Sanzoles la noche del pasado viernes, por el colectivoEnoGastrónom@s, una asociación nacida en este pueblo, que se ha convertido en poco tiempo en referente provincial y que suma ya más de 150 miembros.

Fuera del Centro Cultural de Sanzoles llovía como quieren los agricultores: con criba de terciopelo; dentro diluviaba vino del de toda la vida, hecho con uvas que beben en las entretelas del terreno alto, el que tapa su cabeza con una colcha fina e hinca las piernas en la carne gredosa y carnal. Alvar de Dios presentó cuatro lecciones de bien hacer vitivinícola, que la viña bien tratada para un bodeguero es milagro y el mejor camino para llegar a la excelencia. Lo demostró Alvar con su Camino de los Arrieros, sus dos añadas de Tío Uco y Aciano, una creación que lleva impregnada el aire más seminal de El Pego.

Reconoció el auditorio repleto de amantes de la vitivinicultura locales y zamoranos en general que los vinos del guarratino son largos y tienen matices que ya se creían olvidados. Muy ilustrativas fueron sus presentaciones, destacando el valor de la tierra y la crianza de la viña en el resultado final. Nada que ver con la vinicultura al uso, donde aromas y sabores de los taninos del roble lo llenan todo y ahogan el respirar propio de la bebida de dioses. Ahí, ahí , en los vinos de Alvar, se distingue el rastro de las lías más pegadas al origen, al mimo de la cepa, al lloro más natural de la vid.

Camino de los Arrieros ha nacido al amparo de las terrazas pizarrosas de Villadepera. Es un vino sencillo que encierra esa plenitud del cielo abierto a la luz de los Arribes. El Tío Uco lleva Toro en la cabeza, aunque después, tras el primer sorbo, se engarabita por andurriales casi desconocidos. Por cierto, como se notan también las inclemencias del tiempo en el vino que hace, de verdad, la naturaleza. La añada de 2017 ha quedado inundada por la sequía de junio y julio. Y la helada del 1 de mayo le da esa finura de la espada afilada, dispuesta para el combate. Aciano es la elegancia y el recuerdo permanente del abuelo. Los doce meses de crianza sirven para tamizar la fuerza de la Tinta de Toro vieja y repleta de salud, que hay cosas que nos son incompatibles. Aciano se bebe solo y remite a otro tiempo cuando se probaba y se probaba hasta alcanzar el mejor resultado. Este lo es.

Los vinos de Alvar De Dios maridan con gusto con los garbanzos de Fuentesaúco. No podía ser de otra manera cuando las prestaciones de la legumbre son dirigidas por José Campanario, del hotel Casa Aurelia de Villaralbo, cocinero con mucho gusto y comunicador de postín, capaz de enredar en un ambiente positivo a vitivinicultores y también a amantes de la Feria de Abril de Sevilla, donde es conocido en muchas casetas como el Zamorano o el hombre que reparte el mejor queso del mundo (zamorano, claro).

La concurrencia se lo pasó bien, disfrutó y salió del local del Ayuntamiento de Sanzoles bien comida y bien bebida (no borracha, por Dios). Hubo bodegueros, viticultores y amantes del vino de varios sitios de la provincia. También estuvo tomando nota el diputado de Turismo de la Diputación, Jesús María Prada Saavedra, quien se sorprendió de la fuerza de un colectivo vitivinícola nacido en Sanzoles, a la sombra del Zangarrón, pero que se ha extendido ya por toda la provincia y que tiene una hoja de ruta repleta de proyectos.

El colectivo Enogastrónom@s está liderado por el profesor Eladio Riesco y el chef Jonathan Garrote y ha contado desde el principio con el apoyo de la alcaldesa de Sanzoles, María Mulas. Esta asociación ha realizado numerosas catas y actividades ligadas con el sector vitivinícola y la gastronomía.

La asociación de amigos del vino, muy activa en redes sociales, tiene un amplio paquete de proyectos. Entre ellos destaca por encima de todos, según Eladio Riesco, un deseo envuelto en papel de regalo: lograr que la vitivinicultura llegue al mundo de la educación: "No estamos hablando de una bebida alcohólica, queremos difundir una cultura, una forma de entender el mundo que está perdiendo sus raíces, esas que se están llevando con ellos nuestros padres y abuelos; los jóvenes tienen que saber lo que ha significado para cientos de generaciones la vid, el vino, la bodega..., toda una cosmogonía que ha enriquecido el lenguaje y ha hecho la vida más llevadera".

Enogastróm@s quiere también organizar un congreso de bodegueros para "tratar sobre cuestiones actuales que preocupan al sector y a las que hay que dar solución de forma rápida". Por su parte, Alvar De Dios, resaltó al final del encuentro del viernes en Sanzoles la necesidad de organizar en Zamora una feria del vino en la que participen las cuatro denominaciones de origen de la provincia.