Carbajales es uno de los pueblos más históricos y acogedores de la comarca natural de Aliste, Tábara y Alba desde hace siglos y allí la Virgen de Árboles es venerada como la Patrona de la villa cada día 8 de septiembre.

La misa diaria es el espejo de la devoción de cada pueblo a la hora de definir hacia donde y hacia quien dirigen los feligreses, mediante las eucaristías de pago, las plegarias en busca de la protección divina.

Cesáreo Carbajo era un cura albarino muy singular y meticuloso al que gustaba de llevar las cosas y las cuentas al pie de la letra. Gracias a él sabemos que en 1987 le encargaron decir cuatro novenas y alrededor de 159 misas. Las matemáticas no engañan: a lo largo de los 365 días del año hubo 195 celebraciones a la Virgen de Árboles (pues a las "misas de ofrenda", hay que añadir la del 8 de septiembre y los 36 días de las cuatro novenas).

Nuestra Señora la Virgen de Árboles, protectora divina de la Villa de Carbajales es una de las antiguas imágenes marianas conocidas como "Las Siete Hermanas" de España y Portugal junto las trasmontanas de la "Virgen de la Luz (Constantim), "La Riberinha" (Quintanilha) y "El Nazzo" (La Povoa) y las alistanas "La Soledad" (Trabazos), "Virgen de la Salud" (Alcañices) y "La Encarnación" de Villalcampo.

Diez siglos tiene ya la historia de la Virgen de Árboles. La Península Ibérica estaba entonces en manos sarracenas y allá por finales del siglo IX y principios del X, -no hay constancia escrita de ello-, cuando cristianos y moros se enfrentaban a vida o muerte en la zona que luego acogería el "Fuerte de San Carlos" de Carbajales, se producía la aparición mariana. El capitán albarino, dice la tradición pasada de padres a hijos, de abuelos a nietos, veía caer uno tras otro a sus soldados unos heridos y agonizantes, otros muertos, y postrado rodilla en tierra se encomendó al socorro divino. Fue entonces cuando envuelta en un gran resplandor se apareció la Virgen María sobre un viejo negrillo llevando a la victoria a los soldados albarinos.

Para su hierofonía, según la historia y la leyenda, la madre de Dios eligió un negrillo de alrededor de 15 metros de altura y un tronco muy voluminoso. Ateniéndonos a la tradición, el olmo sagrado habría vivido más de mil años pues lo que si se sabe es que, el negrillo que se le atribuía la aparición mariana, moría en noviembre de 1955, según Francisco Rodríguez Pascual, afectado por la carcoma. Los ancianos atestiguan que se intentaron plantar nuevos negrillos "pero ni uno enraizaba, se secaban todos".

El corazón de plata que lleva la Virgen de Árboles (se da a besar el día 8 de septiembre e incluye ofrenda floral) no contiene sus reliquias (huesos de su cuerpo) sino un trozo del milenario negrillo de la aparición.

Toda devoción mariana nace y crece entorno a las apariciones y milagros de imágenes de la Virgen María. En el caso de la Virgen de Árboles hay una fecha concreta, la del 3 de abril de 1769, que está escrita con letras de oro en la historia pues es la primera vez que se reconoce documentalmente uno de sus milagros.

Ese día se celebraba la honra a la portuguesa Santa Engracia, natural de Braga, que, tras huir por tierras alistanas, fue degollada en la ribera carbajalina, junto al río Aliste, por su pretendiente luso, al no ser correspondido su amor por ella. Allí construyeron los seguidores de San Agustín su ermita y allí se procesionaba cada primavera. Existía la costumbre de que al regresar, los mozos le dieran la bienvenida tocando las campanas y la desgracia estaba al acecho. Sebastián Alonso Baez, el hijo de Pedro y Ana, al voltear las campanas de la iglesia de San Pedro Apóstol, salio despedido al vacío: 14 metros hasta el suelo. El mozo vio la muerte cercana y se encomendó a la virgen de Árboles, tras chocar contra el suelo para sorpresa de propios y extraños se puso en pie y fue andando hasta la capilla donde se postró de rodillas y rezó una salve a la Virgen de Árboles.

El tercer milagro de la Virgen de Árboles, segundo con constancia escrita, tendría lugar en el año 1862.Tras un invierno duro de heladas y pocas lluvias, llegó una primavera de soles veraniegos. En abril no cayó ni una gota de agua y los comenzaban a secarse antes de echar la espiga para granar. El día 20 de mayo la Virgen de Árboles lideró la rogativa más histórica de la Tierra de Alba. Una procesión a la que acudieron los concejos, curas, agricultores, ganaderos, pendones y vírgenes de Carbajales, Bermillo de Alba, Losilla, Manzanal del Barco, Muga y Marquiz. No cayó ni una gota de agua, pero en la noche del 22 de mayo caía un poco de rocío y "un providencial viento del nordeste conservó los campos".