La devoción a la Virgen de Árboles traspasó fronteras e incluso los mares para llegar a América hace ya, al menos, 404 años. Ello fue gracias a una familia de devotos carbajalinos que a principios del siglo XVII decidió seguir los pasos de Cristóbal Colón.

Fray Pedro de Alba y Astorga, teólogo y profesor, franciscano ejemplar y carbajalino de pura cepa, fue uno de los religiosos más ilustres de la España del siglo XVII y de "Las Américas": sus manuscritos atestiguan que aprendió a amar a la Virgen Inmaculada gracias a los consejos y a las enseñanzas desde la cuna de su madre en Carbajales. Citaba él que la hija de San Joaquín y Santa Ana fue su protectora en el penoso viaje para cruzar el océano Atlántico.

Nació entre 1601 y 1602 en Carbajales y falleció en Lovaina (Bélgica) en 1667. Siendo solo un niño emigró con sus padres a Perú: en 1615 ya estudiaba en el colegio "San Antón" de Cuzco y a partir de 1621 inicio su formación teológica en la Compañía de Jesús (San Martín de Lima) y se hizo franciscano con destino en la provincia de "Los Doce Apóstoles" del Perú donde en 1645 era Comisario General de las Provincias Franciscanas de Indias teniendo que regresar a España para resolver la alternancia de cargos entre peninsulares y criollos. Entre los años 1630 y 1635 regentó la cátedra de Artes en el histórico Convento de San Antonio de Chusquisaca (Sucre) y luego la de "San Buenaventura de Jesús" en la capital, Lima, antes de ser nombrado Visitador de Panamá y Cartagena de Indias.

En 1660 Fray Pedro de Alba y Astorga publicó "Sol veritatis" (Inmaculada Concepción) cuyo original se conserva en la Biblioteca de la Universidad de Granada. En su presentación se entregó un memorial al Rey Felipe V. Un año después se establecía en los Paises Bajos poniendo en marcha el mismo una imprenta en Lovaina para editar su propias obras.

Estamos, seguramente, ante una de las personas más ilustres que ha dado Carbajales a lo largo de su historia, de los que siempre hizo gala incluso en América donde en cualquier momento y en cualquier lugar dejaba caer su "patria carvaxalensis".