ravura y momentos de tensión acompañados del buen juego de los astados marcaron ayer la mañana taurina en la pradera de Fuentelapeña, que celebró el tradicional encierro mixto en la pradera con motivo de las fiestas en honor a Nuestra Señora de la Asunción y San Roque.

Este año como novedad del espectáculo taurino se procedía a la subida de los bueyes. Los caballistas se trasladaban a las calles del pueblo para conducir a los mansos hasta la pradera, donde tuvo lugar el encierro, que debido a esta circunstancia comenzó con unos minutos de retraso sobre el horario previsto. Cerca de las 11.00 de la mañana, el cohete indicaba la salida de los toros para reunirse con los mansos en la pradera.

Aficionados de Fuentelapeña y de las distintas localidades vecinas se daban cita en la pradera para disfrutar de una mañana taurina, muy animada y concurrida, a pesar de coincidir con el encierro de Argujillo.

Dos toros negros, de la ganadería del Puerto de San Lorenzo, y uno castaño, de Santa María de los Caballeros, fueron los encargados de dar emoción a una mañana en la que los caballistas tuvieron que afanarse en su destreza para hacer un encierro vistoso. Y todo porque los mansos no acompañaban a los astados.

Enseguida uno de los toros negros se desmarcó de la manada y se dirigió hacia la zona baja de la pradera, donde estaba colocada una grada y remolques, para demostrar su bravura. El astado respondía a la llamada de los jóvenes y caballistas que le incitaban, y con bravura arremetía contra los pequeños burladeros de la pradera e incluso metía el hocico en los bajos del remolque. Los jóvenes aficionados disfrutaron y emocionaron al público con quiebros y recortes gracias a la bravura que demostró el toro.

En cambio, los otros dos astados se hermanaron y ofrecieron poco juego en el prado.

Tras finalizar el encierro de la pradera, muchos de los aficionados continuaron con la mañana taurina´ disfrutando del tradicional encierro urbano por las calles de la localidad. En las mimas se dio suelta a dos toros que, pese a las altas temperaturas de la mañana, estuvieron a la altura y no decepcionaron. Uno de ellos ofreció momentos de tensión cuando alcanzó a un mozo, al que arremetió contras las talanqueras pero afortunadamente el joven salió ileso sin mayores consecuencias. Superado el susto, el espectáculo continuó por las calles impregnado del buen juego que ofrecieron los astados.

Hoy, de nuevo, Fuentelapeña vive una jornada taurina con el segundo encierro en la pradera, a partir de las 10.00 horas, para continuar después el festejo por las calles de la localidad.