Las mascaradas de "La Raya", -provincias de Zamora y Salamanca en España y Tras Os Montes en Portugal-, son unos de los valores humanos, etnográficos, sociales, religiosos, paganos e históricos de la península Ibérica que pueden y deben de ser declarados por la Unesco Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Destacan su importancia para garantizar su supervivencia y para transmitir los valores heredados de padres y abuelos a hijos y nietos, preservando el eslabón de oro de la imprescindible cadena del cambio generacional en las tradiciones.

Esta fue una de las principales conclusiones del Simposio Hispanoluso "Patrimonialización de las Mascaradas" y su valoración como "Patrimonio Cultural Inmaterial" celebrado ayer en Alcañices, organizado por la agrupación europea de cooperación transfronteriza "Zasnet", la Universidad de Valladolid (Cátedra de Estudios sobre la Tradición cuyo director es José Luis Alonso Ponga) e Idimas (Universidad de Salamanca), bajo la coordinación científica de Pilar Panero García de la USAL.

Las tradiciones y costumbres del mundo rural, muy en particular del zamorano en general y del alistano en particular, han pervivido durante siglos gracias a los pueblos y una población estable. No obstante llegó la hora de ser conscientes y de reconocer que la emigración iniciada en los años sesenta del siglo XX han traído como fruto una población envejecida, -en la mayoría de los pueblos no queda ni un solo niño-, y por consiguiente habrá que afrontar los años veinte del siglo XXI sin adolescentes y jóvenes para perpetuar la tradición.

Por Patrimonio Cultural Inmaterial (también llamado Patrimonio Vivo) se entienden aquellas prácticas, expresiones, rituales, tradiciones orales, usos sociales, saberes y técnicas trasmitidos por las comunidades de generación en generación que, según la propia Unesco, "proporciona a las comunidades un sentimiento de identidad y de continuidad: favorece la creatividad y el bienestar social, contribuye a la gestión del entorno natural y social y genera ingresos económicos. Numerosos saberes tradicionales o autóctonos están integrados o se pueden integrar en las políticas sanitarias, la educación y la gestión de los recursos naturales". La importancia del patrimonio inmaterial no estriba "en la manifestación cultural en sí, sino en el acervo de conocimientos y técnicas que trasmiten" y a pesar de "su fragilidad es un importante factor para el mantenimiento de la biodiversidad cultural frente a la creciente globalización".

Para José Luis Alonso Ponga las mascaradas tienen un valor fundamentalmente patrimonial que radica en que dichas celebraciones las ponen en valor cada año unos grupos dentro del pueblo. El estudio de las mascaradas, el profundizar en lo que significan cada uno de los personajes, los espacios que ocupan, este valor sagrado y profano que tienen al mismo tiempo, todo ello nos ayudará no solo en la patrimonialización, sino también en vender nuestro territorio y en hacer que ocupe un lugar en el espacio europeo, porque como todos sabemos estas mascaradas de alguna manera también resumen todas las de Europa".

Para Pilar García Panero "las mascaradas son ritos desarrollados en torno a constantes como la fertilidad, la iniciación, la lucha de opuestos y la purificación en medio del desbarajuste invernal de la naturaleza. Estos ritos propician la abundancia y el renacer de la vida en el año nuevo y en un territorio pequeño (Zamora, Tras Os Montes y Salamanca), en el siglo XXI se conservan 49 mascaradas con máscara, siendo estas elementos centrales en las celebraciones. Lo más característico de este territorio es que en un espacio relativamente pequeño se conservan o se han recuperado todos los elementos de las mascaradas europeas. La zona condensa la riqueza cultural europea que, a pesar de las modificaciones continuas, funcionan en los nuevos contextos urbanos".