En los años 20, un hombre de Villalube, como muchos jóvenes de su generación, para realizar el servicio militar en el norte deÁfrica. El hombre, de ascendencia humilde, hizo amistades en la zona.Entre ellas, la que más recordó décadas después fue la que entabló con un coronel de origen árabe llamado Eli. El lazo que les unió resultó tan fuerte que, tiempo mástarde, el zamorano quiso homenajear a su colega poniéndole su nombre al hijo que tuvo al regresar a España. Le bautizó como Eli Narciso, pero toda la vida fue conocido por el primero, el que heredó del militar.

Aquel niño nacido en 1931 creció,se hizo agricultor y molinero en Villalube y, gracias a su amplio círculo de amistades en el pueblo, logró convertirse en el primer alcalde del municipio en la democracia. Tal día como hoy hace 40 años, y bajo el amparo de las siglas de UCD, Eli Casado ganó las primeras elecciones de la nueva etapa en su localidad.

Esa victoria apenas tuvo trascendencia fuera de las fronteras de Villalube. Eli Casado pasó de forma efímera por la política. En 1983, el alcalde dejó de serlo. Entraron otros, pasaron los años y, en el 2004, el hijo de Jesús falleció con poco más de 70 años.

Su historia habría pasado desapercibida si, hace unos meses, la Federación Española de Municipios y Provincias no hubiese editado una publicación para homenajear a las mujeres que lograron la Alcaldía en aquellos primeros comicios. La revista iba encabezada por el título “Las 103 del 79” y, en las páginas interiores, incluía una lista con los nombres de todas las pioneras. Entre ellas, sorpresa, Eli Casado.

Los responsables de la publicación y, por ende, del homenaje público, que tuvo una cierta trascendencia en agencias y medios nacionales, dieron por hecho que Eli era un nombre demujer y Villalube entró a formar parte del listado de pueblos que recibieron un reconocimiento en actos públicos, en sesiones plenarias y en actividades de distinta índole, muchas de ellas vinculadas al Día de la Mujer del pasado 8 de marzo.

La historia llegó a oídos del alcalde del pueblo, Victoriano Martín, tras el interés de este medio en conocer la vida de aquella mujer: “Pero si aquí nunca ha habido ninguna alcaldesa”, se sorprendió el regidor. Tras una conversación confusa llegó la conclusión: el nombre ambiguo había provocado el equívoco de la FEMP.

En Villalube, los vecinos aprovecharon para recuperar la memoria de Eli, “un hombre de los de antaño”, de esos que “es difícil confundir con una mujer”. Allí, los más veteranos le recuerdan como un tipo dicharachero, y por convertirse en el alcalde que puso en marcha el saneamiento en la localidad. Pero, sobre todo, por ser el molinero de entonces.

Su hija Araceli, que trabaja en el María de Molina, coincide con la descripción de sus paisanos y sonríe al pensar qué le habría parecido a Eli este asunto: “Él era de estas personas que, de un poco, hace una historia muy grande. Le habría encantado contar esta. Seguro que, si llega a estar aquí, se disfraza de mujer para la foto”, asegura divertida.

La hija de Eli apunta también que, de haber aparecido en la lista el segundo nombre, nadie podría haber incurrido en el error. “También se llamaba Narciso, pero nunca lo utilizó”, rememora Araceli Casado, que habla de las amistades y de la valentía de su padre como razones principales de su triunfo electoral en 1979. “Y también una cosa que ahora puede parecer una tontería, pero que antaño no lo era: tenía coche”, explica.

Con aquel vehículo, Eli Casado se desplazaba a Zamora para reclamar dinero para el pueblo: “Era un gran admirador de Luis Rodríguez San León. Siempre que le veía, llegaba a casa contando que había estado con él”, narra Araceli, que en aquel entonces era una adolescente que estudiaba en Zamora y que guarda en la memoria detalles como el ejemplar de “El Correo” que su padre llevaba a casa con la pegatina del ayuntamiento y que le servía para leer y realizarlos pasatiempos en las tediosas tardes estivales.

Araceli Casado también rememora las visitas nocturnas del alguacil para dar el parte y charlar sobre las labores del día siguiente, o la amistad que surgió entre Eli y el alcalde de Gallegos del Pan, cuyas familias también participaron de una relación reforzada por el trabajo municipal que ambos ponían en común.

En definitiva, una parte de la vida de un hombre “normal, sencillo”, que trabajó en el campo, disfrutó de la vida lo que pudo y, enunapequeña etapa,decidiódedicarsu tiempo libre a mejorar el pueblo que le vio nacer. Él fue uno de los miles que, a partir del 3 de abril de 1979, quiso participar en la primera experienciamunicipal de la nueva democracia. Lo que consiguió queda para Villalube, aunque él no sea una de las 103,sino una alcaldesa que no fue, porque era el molinero.