Las intensas lluvias de la pasada primavera, en especial de los meses de marzo y abril en Castilla y León, han resultado beneficiosas para las aguas subterráneas de la cuenca del Duero, donde los niveles han registrado un ligero repunte que en algunas zonas ha llegado a superar los cuatro metros.

Sin embargo los acuíferos aún se encuentran por debajo de la media y siguen siendo seis los acuíferos que se consideran que se encuentran en un mal estado cuantitativo: Tordesillas, Páramo de Cuéllar, Los Arenales, Medina del Campo, Tierra del Vino y Salamanca.