La estampa otoñal se repite en todos los pueblos de la comarca, miles de kilos de manzanas colgados en los árboles a la espera de su caída. Ni se recogen en su mayoría ni el huracán Leslie logró derribar los frutos que este año pueblan generosamente los árboles frutales. Lejos quedan los dos millones y medios de kilos de manzanas que se exportaban en los años 90 a las fábricas de sidra asturiana.

En casa de Francisco Rodríguez Oterino y David Rodríguez Oterino, en el municipio de Robleda, se llevaba la cuenta de lo que su padre cosechaba en un buen año. Hasta 30.000 kilos figuran en las anotaciones de la economía doméstica. También figuraba el precio, 18 pesetas de los años 90. Este año han vendido unos pocos kilos a nivel particular a un grupo de nuevos pobladores de la parte de León. Esta venta entre particulares es debida a que los árboles no llevan ningún tipo de tratamiento: ni plaguicidas ni insecticidas. Son plenamente ecológicos.

Francisco Rodríguez ve con nostalgia que los árboles que plantaron sus padres se quedan sin recoger, y quien coge las manzanas es por nostalgia y para consumo familiar o para regalar. La recogida ya no es rentable porque, si bien en los buenos años un kilo de manzanas se llegó a cotizar a 32 pesetas al recolector, la cifra fue cayendo en picado hasta las 10 y 11 pesetas, incluso alguno de los intermediarios compró a peseta el kilo. Eloy García de Valdespino, anejo de Robleda-Cervantes, es quien detalla la caída de precios que vivió como comprador ocasional para una fábrica asturiana. Calcula que en los mejores años de la venta en Sanabria se superaron con creces esos 2,5 millones de kilos.

La demanda de fábricas de Asturias ha caído en picado porque se importan de países como Rumanía y Polonia, e incluso de Francia. La mayor parte de la decena de almacenistas muy conocidos en la zona que se dedicaban a esta actividad hace un cuarto de siglo han desaparecido, mayoritariamente por cese y jubilación. Los almacenistas que trabajan ahora con manzana, simultanean esta fruta con la castaña y la seta principalmente y más rentable en precio.

"Para el próximo años, si tenemos un año como este formamos una cooperativa o algo para recogerlas" afirma Francisco Rodríguez, y se apunta Eloy García.

La castaña ha desbancado este año a las otras "cosechas". Entre 2 euros y los 2,50 euros se han pagado en la franja fronteriza entre Puebla y Braganza por la falta de producto en el mercado, por enfermedades y baja producción. Grupos familiares de la comarca han recogido entre 4.000 y 12.000 kilos de castañas. El precio de la castaña ha oscilado entre los dos euros y el 1,80 euros. A 2 euros el kilo "no se había visto nunca en Hermisende" señala Santiago Fernández, que sigue la evolución de precios y cosechas desde que el abandono de los campos se trasformara en repoblaciones de castaños. Se dan casos curiosos, como el de una familia de Saldaña, en Palencia, que de turismo en la zona compró unas cuantas decenas de kilos de castaña a 2,20 euros el kilo.

El precio de la castaña también ha disparado los hurtos y robos "hay cuadrillas que han arrasado en los sotos" afirman algunos de los afectados que esperaban al día oportuno y se han encontrado con que había limpiado a conciencia las fincas.

"Antes se respetaba lo del vecino, pero ahora no se respeta", relata una vecina de Hermisende con su cesta cargada de castañas y de premio unos cucurriles del día. Se han dado casos de arramplar con los sacos de castañas que estaban almacenados a la puerta de casas, pajares y garajes preparados para la llegada del almacenista, pero se adelantaron los mangantes.

En Braganza la Guardia Nacional Republicana patrulla a caballo y en vehículo por las fincas de castaños. En Sanabria patrullan los dueños.