La campaña de recogida de castañas de 2016 se ha convertido ya en la más importante a nivel comercial en lo que va de siglo XXI. La escasez de producto y el pique entre compradores de Galicia (Orense), Extremadura (Cáceres y Trujillo), Portugal (Braganza, Gimonde y Vimioso) y León (Ponferrada) ha conseguido subir el precio en los últimos días hasta los dos euros por kilo para las de mayor calibre. Cuando otro años, tras pasar Todos los Santos el precio fluctuaba a la baja, este año lo ha hecho a la inversa, al alza.

Ha sido un año raro y la escasez de lluvias en el mes de agosto mermó la producción, y aunque en muchos pueblos se mantuvo la calidad, lo que si bajó fue la cantidad. Otra repercusión fue el retraso: la recogida suele iniciarse por el día del Pilar (12 de octubre), pero este otoño comenzaron a caer dos semanas después.

El pasado año a estas alturas la castaña longal se estaba vendiendo entre 60 y 80 céntimos el kilo. Ayer a una media de dos euros las de mayor volumen. Incluso los ha habido con suerte pues han seleccionado las castañas, por encargo, para comerciantes alistanos con negocios en Madrid, Barcelona, Zamora, Valladolid y Vitoria, fruterías y restaurantes, y el trabajo les ha merecido la pena: a 2,50 el kilo.

"El alistano que ha montado su negocio fuera sabe que el consumidor valora la confianza y la calidad, y aunque a nosotros nos las tengan que pagar un poco más caras, al ser muy buenas las pueden vender y de hecho dicen que las venden hasta a 7 euros kilo".

La escasez de castañas en otras regiones ha sido uno de los detonantes de los elevados precios. Los primeros días los compradores alistanos eran los que mejor las pagaban, mientras lo foráneos unificaban precios a la baja. El problema llegó cuando los compradores se dieron cuenta que había pocas y los castañicultores optaban por llevarlas directamente a Braganza, con lo cual ellos no iban a poder cumplir sus expectativas y necesidades.

El primer pique entre compradores leoneses y gallegos llevó a subir a 1,80 el kilo tras los Santos. Luego se picaban los gallegos y los leoneses y subían hasta los dos euros. "Este año andan de casa en casa, como locos, a ver si se las vendes, otros años, ni te hacían caso porque sabían que el tiempo corría a su favor y en contra nuestra, la castaña cada vez pesa menos y los precios caían en picado. En Ferreruela en 2015 algunos nos quedamos con hasta diez sacos (unos 500 kilos) en casa", asevera un castañicultor.

Por su parte las castañas bravas, más pequeñas, se han venido pagando a 1,20 euros, todo un récord. Es tal la demanda que hay compradores que al llevarlas para moler las compran "todas, grandes y pequeñas". Las fuertes heladas abren las puertas ahora al final de la campaña.