El cementerio de La Hiniesta fue objetivo de los ladrones, que en los últimos días robaron varios objetos de poco valor en el lugar. A lo largo de la pasada semana los vecinos fueron pasando por el camposanto para limpiar y arreglar las tumbas de sus parientes difuntos con vistas a la festividad de Todos los Santos, al llegar muchos de ellos se llevaban un disgusto al comprobar que sus panteones familiares sufrían desperfectos y que algunas piezas habían sido sustraídas.

Entre otros elementos, se han echado en falta crucifijos, cruces de metal e incluso argollas y otros adornos de tumbas y panteones. En la mayoría de los casos los objetos robados eran de color dorado, lo que permite sospechar que los ladrones podrían pensar que contenían oro, o bien que planean hacer pasar los objetos sustraídos por el metal noble para venderlos en el mercado negro a un precio muy superior a su valor real.

Varias de las víctimas de los robos se juntaron para dar parte de los hechos al juez de paz del pueblo, quien transmitió esta problemática al alcalde y este avisó a la Guarda Civil. Desde entonces, la Benemérita ha incrementado la vigilancia en la zona durante las noches, aunque no parece que los amigos de lo ajeno hayan vuelto a pasarse por este cementerio. No obstante, los agentes han señalado la conveniencia de que los propios afectados interpongan las correspondientes denuncias para poder presentar cargos contra los responsables de los robos, si les encuentran.

Ahora el cementerio de La Hiniesta estará iluminado por las noches, ya que recientemente el Ayuntamiento ha dotado la zona de farolas con luminarias led, lo cual contribuirá a disuadir a los ladrones, aunque esta no era la razón inicial para colocarlas.

Además de este cementerio, otros lugares sagrados de la provincia están siendo objetivos de los ladrones este año, como por ejemplo al menos 51 iglesias y ermitas, entre ellas algunas de la Tierra del Pan como las de Almendra, Almaraz de Duero y Torres del Carrizal, donde también robaron un objeto dorado, la corona de Nuestra Madre, que los cacos abandonaron en el campo probablemente al comprobar que está hecha de latón y no de oro.