El ganadero de Peque, Rafael Lobato, recibió el pasado domingo una contundente paliza que ha exigido, entre otros tratamientos médicos, diversos puntos de sutura en la cabeza, dados en el Centro de Salud de Mombuey. Una consiguiente exploración realizada seguidamente en el Hospital de Zamora reveló numerosos hematomas y contusiones por prácticamente todo el cuerpo, con visibles marcas en cabeza, manos, brazos, hombros y espalda dejadas por el material utilizado para golpear al ganadero.

El suceso ocurrió hacia las 16.00 horas en pleno monte y a unos 300 metros del pueblo según fuentes conocedoras del caso, que apuntan que la paliza hubiera ido a más de no haber sido por la aparición en las cercanías de dos personas que posiblemente refrenaron al presunto autor o autores de los hechos.

El ganadero se "temió lo peor al ver acercarse a dos vecinos del pueblo -con quien mantiene un cierto enfrentamiento- y hurgar entre sus ropas. En un principio pensó que iban a sacar algún arma blanca pero extrajeron dos vergas de toro" según fuentes locales. "Entonces comenzaron a darle golpes y en su huida tropezó con una escoba donde recibió la gran tunda" añaden. Precisan que "su intención era encaminarse siempre hacia el pueblo para alertar con sus voces a algún vecino". Lobato quedó en un estado ensangrentado y fue socorrido, en un principio, por un vecino de Santa Eulalia, que dio aviso a la Guardia Civil. Una ambulancia el trasladó a continuación al Centro de Salud de Mombuey. También, indican, le fue sustraído el teléfono móvil.

Sobre el particular, fuentes denunciadas como presuntamente implicadas en los hechos descartan que en la paliza participara más de una persona y, parece ser, un solo vecino se ha autoinculpado de los hechos.

"Es algo serio"

"Es algo serio y no una tontería. El ganadero se mete con lo mío, ha sido advertido en varias ocasiones y hace caso omiso. Siempre está provocando y piensa que todo es suyo, y ha tocado lo que más quiero", expresan las citadas fuentes. Afirman que "yo respeto al 100% a todo el mundo y no se respeta lo mío". Reconoce incluso que "es consciente de lo hecho". Insiste en señalar que el golpeado "es manipulador, lleva mucho tiempo buscándome y me ha encontrado".

Ambas partes han interpuesto sendas denuncias. El presumible autoinculpado ante la Guardia Civil, y lo hizo, según precisa, el pasado domingo por la tarde. El ganadero ayer en el Juzgado de Puebla de Sanabria.

La paliza estuvo precedida, según expresan algunas fuentes, por la muerte de un perro por los mastines del ganadero, que seguidamente fue tirado a otro punto. Parece ser, el hecho fue observado por una menor, dueña el animal. Sobre este particular, tanto una como otra parte han preferido guardar silencio y no revelar los pormenores, dejando lo sucedido, de momento, a lo expresado en las declaraciones.

Lobato ya había puesto hace meses en conocimiento del Ministerio del Interior la posibilidad de sufrir "cualquier cosa, porque peligraba mi integridad". También trasladó a la Fiscalía de Zamora un posible intento de atropello con un vehículo el pasado mes de mayo.

La vida de Rafael Lobato cambió radicalmente tras solicitar al Gobierno de la Nación información, en agosto del año 2006, sobre la implantación del cementerio nuclear. Era entonces alcalde del PP en el municipio, y la contrapartida económica anunciada por el Gobierno era millonaria por la imperiosa necesidad de encontrar un lugar como depósito de los residuos de alta radiactividad, eufemísticamente denominado Almacén Temporal Centralizado. El pueblo se opuso al completo y fueron constantes los escraches vividos en su propia vivienda.

Desde entonces denuncia un constante "acoso", con la modificación del acceso a la explotación ganadera que impide la entrada de camiones que permiten el suministro de pienso o la retirada del abono, con la imposición de la tasa por oveja más alta de España -luego rebajada- con denuncias por no sacar las reses muertas, con denuncia por sacarlas, con informes de que el camino es transitable a todos los vehículos, con informes que dicen lo contrario, con anuncios de solución mediante la concentración parcelaria, con la parálisis de la misma. Un poste del tendido eléctrico pegado a la fachada de su casa es también un caso único en país.

En estos momentos, pesa sobre el ganadero una denuncia "por incapacidad", con la que pretenden apartarle de la actividad ganadera. Está promovida y firmada por personas que mantienen una aversión conocida con el ganadero. Su expediente, que suma más de 4.000 folios, es conocido por todas las Administraciones provinciales, regionales y estatales, y, dentro de éstas, por todos los Servicios y Secciones relacionados con la Ganadería.