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Fermoselle revive la tradición

La romería de San Albín concentra a cientos de personas que disfrutan del típico hornazo, del huevo duro y del folclore

Fermoselle revive la tradiciónFoto Manuel Moya

La población de Fermoselle entró ayer tarde en la senda de los festejos romeros celebrando con buen ánimo la tradicional romería de San Albín, que tiene su particular atractivo en la sencillez que presiden sus actos, en la atmósfera campera y eufórica que registra, y en el porte de la gastronomía que los participantes tienen a bien consumir: hornazo y huevo duro.

Es la primera romería organizada por la villa de Arribes del Duero, y se protagoniza en las inmediaciones de la pequeña ermita de Nuestra Señora de la Merced, a cuyos ámbitos se acercan los participantes (salvo los que utilizan el coche) como si fueran a dar un paseo. El buen tiempo reinante favoreció además el desarrollo de esta festividad. Pronto los niños y jóvenes salieron por diversos punto del callejero para llegar a San Albín, donde se concentró finalmente una importante masa de personas dispuestas a vivir un año más la romería y a cumplir con todas las formalidades. A medida que transcurría la tarde fueron recalando en el lugar personas de más avanzada edad, algunos tamboriteros y mujeres equipadas con instrumentos musicales, como panderetas, que dieron color y calor al festejo. También el alcalde del municipio, el popular Alejandro Fermoselle, formó parte del cotarro romero.

Al celebrarse por la tarde, el momento es idóneo para reunirse en torno a los hornazos dispuestos para la ocasión. Siguiendo la tradición, se pelaron decenas de huevos duros, cocidos de antemano, que alegraron la tarde los comensales que ayer tuvieron a bien asistir a la romería. Este año San Albín no gozó de las grandes parrilladas de carne asada que marcaron la jornada en los años de bonanza en que el Ayuntamiento colaboraba económicamente con la celebración. Hubo austeridad, en expresión de Manuel Moya. Los niños se recrearon de la mejor manera sobre los arenales de la zona y el resto de la gente disfrutó de una jornada de convivencia, charlando los unos con los otros, y disfrutando de la música desgranada por los más folclóricos.

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