El profesor especialista en Geografía e Historia, José María Ramos Santos, presentó ayer su obra "La transformación del paisaje vegetal del noroeste de Zamora. Siglos XVIII -X. La Sierra de la Culebra su entorno: intervención humana y dinámica natural" editada por la Instituto de Estudios Zamoranos Florián de Ocampo. El director del Instituto, Pedro Álvarez, calificó de "redondo" tanto el contenido de la obra como el hecho de que esta publicación sea el cuaderno de investigación número 40 promovido desde la Diputación.

Para Ramos, la sierra de la Culebra es un espacio físico importante con una unidad geomorfológica, climática y paisajística que ocupa el 10% de la provincia pero que carece de identidad comarcal propia, ya que sus núcleos han estado vinculados a las comarcas próximas, como la Carballeda. Este medio físico "inhóspito y no favorable" ha sido modelado por las comunidades humanas que lo han habitado, favoreciendo aquellos recursos rentables, como el brezo "un recurso importantísimo" para la obtención de carbón que se exportaba fuera.

El siglo XVIII fue especialmente vital para la producción de carbón, miel y cierta artesanía. El siglo XIX supone una ruptura por el proceso de desamortización que provoca una conflictividad social. En el XX la transformación del paisaje es total por las repoblaciones de coníferas "una especie introducida" que se suman a los bosques autóctonos de robledal, castañal, alcornocal, madroñal, etc. Unos planes de reforestación que desembocan en la declaración de la reserva en 1973 "que reactiva la conflictividad social".

Los incendios "tienen una explicación compleja" pero su uso es ancestral ya que se buscaba "un equilibrio del ser humano con el territorio", un manejo del fuego con la finalidad de modelar el paisaje de brezal.

Reforestaciones

Los incendios responden además a que el ser humano que vive en estos territorios siente que sus necesidades sean cubiertas y que no sean usurpadas, según el investigador palentino. Las reforestaciones de los años 50 anularon zonas para el ganado y la conflictividad social "a las administraciones les cuesta reconocer sus errores". Estas actuaciones para obtener madera a largo plazo "no se perciben como un beneficio sino como un perjuicio".

Como alternativas han surgido en el territorio otras alternativas como el turismo rural, la producción de miel. La despoblación salvaje de esta Sierra ha repercutido "en beneficio para que el bosque se recupere" aunque hay actividades como las canteras que tienen un impacto en el entorno. El futuro de la Sierra de la Culebra, para José María Ramos, pasa por su alto valor ecológico.