Un grupo de artesanos zamoranos son los responsables del montaje de los pequeños mercados medievales que se instalan durante las fiestas de verano y por primera vez en distintas localidades de Tierra del Vino. Ayer era el turno de Jambrina y Casaseca de Campeán, que con motivo de sus programas culturales y fiestas de verano, instalaban una decena de tenderetes que ofertaban al cliente una amplia variedad de productos artesanales.

Era el caso del queso zamorano, los licores «Dalmirus», la miel, la bisutería y también las piezas artísticas de barro. En Jambrina era sin duda el puesto de la miel el que más atracción tenía, sobre todo para los pequeños del pueblo, que podían contemplar en directo todo el proceso del producto: desde los panales de miel en el que trabajaban las abejas hasta el apicultor, con el traje especial que permite retirar el producto sin que piquen los insectos, y el resultado final, que podía degustarse en el puesto antes de su adquisición, untada en palitos de pan.

Junto al dulce puesto se encontraban igualmente diferentes productos en el puesto de «El buche de tres patas» de comercio justo, los de encuadernación, artesanía de barro o los escudos realizados en piedra por Alejandro Crespo, de Pobladura de Aliste.

En este pueblo de Jambrina y durante el mes de agosto son varias las actividades que se están realizando en el pueblo como la paella que servía ayer de hermanamiento entre los vecinos de esta localidad o el desfile de carrozas previsto para el próximo domingo, día 29, en el que se clausura el Verano Cultural de Jambrina.

Una clausura que ayer se realizaba en Casaseca de Campeán con un programa casi idéntico al del anterior pueblo, ya que hasta la localidad se acercaban distintos puestos del mercado medieval hasta la plaza central. En Casaseca se sirvió igualmente el almuerzo para todos, con 200 raciones de paella, mientras las peñas buscaban buenas sombras para reponerse de las amplias jornadas festivas, con verbenas y certámenes gastronómicos.