La presidenta de la Fundación Miguel Delibes, Elisa Delibes, depositó ayer en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes en Madrid el manuscrito original del emotivo discurso de aceptación del Premio Cervantes 1993 que su padre pronunció con el título “Una vida vivida”. Durante la próxima década, las cuartillas del vallisoletano reposarán en la caja 1683 de esa cápsula del tiempo, acompañadas del legado que allí depositaron otros insignes de la cultura española como Gamoneda, Tàpies, Cristóbal Halffter, Berlanga o Núria Espert.

En el acto de entrega, Elisa Delibes explicó que tanto la familia del escritor como la fundación que lleva su nombre están “verdaderamente contentos y satisfechos de poder complacer la vieja aspiración del Instituto Cervantes de tener” allí un legado de su padre, y recordó los sucesivos e infructuosos contactos que desde la institución se habían producido con él, en sus últimos años de vida, que fueron desatendidos porque “no entendió la filosofía o el juego de la propuesta”.

Según recordó, la Caja de las Letras se inauguró en febrero de 2007 pero su padre había recibido el Premio Cervantes en 1993, mucho antes, así que fue ese mismo año de 2007 cuando César Antonio Molina, entonces director del Cervantes, se puso por primera vez en contacto con el autor de “El camino” para que les cediera temporalmente lo que él eligiera de su legado para depositarlo en esa cámara acorazada en los sótanos del Instituto, que guarda objetos relacionados con la ciencia, las artes y las letras donados por personajes insignes de la cultura hispánica. “En ese momento mi padre estaba muy mayor, pensaba que él ya se iba a morir y no entendía qué interés puede tener que poco después de depositar algo allí se generase cierta expectación en ver qué había dejado”.