El toque de queda que opera en Castilla y León desde hace 18 días comienza a tener su impacto desde hace cuatro en el recorte de la incidencia acumulada y el índice de contagios y dibuja un “horizonte de calma” que implica que el confinamiento domiciliario programado no se vea tan cercano como hace unas semanas aunque los quince días que vienen “van a ser duros”.

Así lo planteó ayer en rueda de prensa telemática la consejera de Sanidad, Verónica Casado, que valoró la eficacia del toque de queda a la hora de frenar los contagios, cuando la comunidad sumó ayer 1.751 positivos, con 37 fallecidos solo en los hospitales y con una Incidencia Acumulada (IA) a 14 días de 832,37 casos por 100.000, la quinta mayor del conjunto nacional, donde la media es de 529,43.

La consejera admitió que ese nuevo plan de indicadores de riesgo y actuaciones que se planteó por parte del Ministerio y las comunidades como un escenario para la escalada de la pandemia ahora se mira como un apoyo para la “desescalada” en la comunidad.

Por el momento no se adoptarán nuevas medidas para contener el coronavirus en la región, que ya prorrogó el cierre perimetral y donde la gran mayoría de los municipios están en nivel cuatro, por lo que no tiene mucho sentido aplicar confinamientos perimetrales de núcleos más pequeños, ha explicado Casado.

La consejera recordó que siguen pidiendo al Ministerio poder contar con una herramienta jurídica para poder aplicar ese confinamiento domiciliario programado en el caso de que fuera necesario, informa Efe.

Casado se refirió también a la nueva herramienta de los test de antígenos de segunda generación, cuyo resultado se conoce en quince minutos o media hora, que son muy útiles aunque el comité de expertos de la comunidad ha aconsejado que no se hagan cribados masivos en general, sino en grupos con elevada incidencia o trazabilidad reducida del seguimiento de los casos.

Mañueco: no bajar la guardia

Por su parte, el presidente de la Junta de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, afirmó ayer que “las duras medidas” adoptadas por su Gobierno para frenar el coronavirus en esta segunda ola empiezan a “tener sus efectos, aunque pidió “no bajar la guardia”. También, se refirió en una entrevista a la vacuna de Pfizer como una “puerta a la esperanza” y destacó que es gracias a la acción coordinada de Europa con los países como se ha realizado su adquisición. “Europa trae fondos y la vacuna”, apostilló. Con respecto a las protestas de los hosteleros por el cierre como medida para frenar los contagios, recordó que hoy mismo se firma el plan de choque en el que se recogen medidas específicas para ese sector.