Los vecinos de San Cristóbal de Entreviñas ha retomado esta tarde la pimentada popular (este año ha sido la décima edición) tras la pandemia, dispuestos a dar cuenta de unos 300 kilos fritos de pimiento morrón y lamuyo cedidos por los hermanos Feliz, dos productores de la localidad.

Lo que comenzó hace una década como una pequeña feria de productos locales, también con queso y repostería, ha ido cediendo el protagonismo al pimiento apenas dos semanas después de que Benavente celebrara también la feria del morrón.

Desde las diez de la mañana, numerosos voluntarios de la localidad se fueron turnando en la confluencia de la calle Benavente con la plaza del Ayuntamiento para trocear los pimientos.

Los cocineros removiendo los pimientos fritos. J. A. G.

A las seis de la tarde se puso la primera sartén al fuego y poco antes de las siete comenzaron a repartirse. A esa hora, el Ayuntamiento, que colabora con la iniciativa, calculaba que habría que freír al menos otras tres sartenes.

Da la idea del tamaño de la sartén el hecho de que eran necesarias al menos dos personas con palas para remover los pimientos troceados.

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Pimentada popular en San Cristóbal de Entreviñas J. A. G.

Además de los pimientos, los vecinos de San Cristóbal tenían en el menú 75 kilos de patatas de la cooperativa de Mózar de Valverde y de 25 litros de vino rosado Matihuelo, producido por un bodeguero local, además de pan, agua y refrescos.

Aunque el cielo estaba encapotado y una ligera brisa se dejaba sentir de vez en cuando en la plaza del Ayuntamiento, la recuperación de la pimentada popular ha transcurrido acompañada de una buena temperatura vespertina.