El final del curso académico siempre es una alegría para los más pequeños, pues atrás quedan los ratos de “hacer los deberes” o el hecho de madrugar para ir al colegio. Junio siempre abre las puertas para los niños para disfrutar de unas vacaciones en las que los juegos, las piscinas y todo tipo de actividades son actores con un papel fundamental en el ocio de los más pequeños.

La alternativa de los campamentos urbanos

No obstante, muchos son los padres y madres que no disponen de tal posibilidad, puesto que tienen que seguir trabajando durante los meses de la temporada estival, o tan solo disponen de los típicos periodos quincenales para tomarse un tiempo de desconexión y relax lejos del trabajo.

Es por ello que muchos tienen que recurrir a diferentes fórmulas para que los más pequeños de la casa no se queden solos y, al mismo tiempo, socialicen, se diviertan y aprendan con actividades lúdico-educativas. Así pues, entran en escena los campamentos urbanos, como los que organiza Carmen Méndez, una vecina de Camarzana de Tera. Según cuenta, los niños interactúan unos con otros, se relacionan y aprenden con actividades como manualidades y todo tipo de talleres educativos que combinan el juego y la diversión con el aprendizaje.

“Les aporta una ocupación y una conciliación vida laboral y familiar, entretenimiento…, todavía son pequeños y no pueden estar solos por el pueblo, así que de este modo no tienen que estar siempre con familiares”, explica Carmen.

Los más pequeños necesitan relacionarse y disfrutar al máximo de sus vacaciones, y qué mejor forma de hacerlo que en un entorno seguro y en constante interacción con niños no solo de su edad, sino más pequeños o más mayores, todos aprendiendo unos de otros en una relación beneficiosa para todos.