De nuevo se han encendido los hornos tradicionales en el pueblo de San Román del Valle, en la comarca de Los Valles de Benavente, para elaborar las típicas roscas de la Virgen, confeccionar el ramo, sacar la indumentaria popular de camisas bordadas a mano, mantones, rodaos de paño zamorano y recuperar lo espacios patrimoniales. “Un patrimonio material e inmaterial que caracteriza especialmente a este pueblo zamorano y a sus gentes, unidas por la visibilización y defensa del mundo rural, con un dinámico asociacionismo, comprometido con la dignidad rural, la recuperación del patrimonio cultural, y con hacer justicia a la vida en el campo”. Así lo explica una de sus vecinas, Cristina Mateos, quien es docente de la Facultad de Ciencias de la Información, en la Universidad Complutense de Madrid.
La vuelta a las fiestas y a muchas tradiciones que habían quedado aparcadas durante más de dos años de pandemia va marcando la vida y la comunidad de los pueblos, de las zonas rurales, tras la afectación social de la pandemia por el COVID-19, las guerras y los conflictos del día a día.
“Los pueblos han sufrido un doble aislamiento con la pandemia que ya venía acentuado por la despoblación y el abandono rural”, señala Mateos.
Es de reseñar la contribución de las mujeres en la lucha contra la despoblación, en la España Vaciada. Han sido las mujeres las que en el mundo rural han contribuido a retomar el pulso de la comunidad, “articulando las relaciones de solidaridad, la vida cotidiana, las fiestas y tradiciones”.
Precisamente en el libro “Tierra de Mujeres”, la escritora María Sánchez, alerta de peligro de perder todo el patrimonio en el medio rural y reivindica el trabajo de tantas mujeres silenciadas, como las que viven en San Román del Valle.
Hasta el Santuario de Nuestra Señora del Valle (siglo XV), declarado recientemente Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento, se han acercado vecinos y visitantes en la Romería de la Virgen del Valle.
