La pandemia provocada por el COVID-19 ha repercutido en la economía mundial provocando un retroceso en, prácticamente, todos los sectores. Uno de ellos es la producción vitivinícola donde se encuentra la Denominación de Origen Protegida Valles de Benavente, presidida por Julio Otero, quien hace balance de la situación del mundo del vino en la comarca benaventana .

- ¿En qué estado se encuentra actualmente el sector vinícola?

- En un momento muy delicado. El confinamiento y el cierre de la hostelería nos han hecho mucho daño. Hay que pensar que la actividad de bares y restaurantes supone un porcentaje muy alto en ventas, más de la mitad en el sector vitivinícola y, el año pasado vimos una bajada muy drástica en este sentido. Poco a poco se ha ido abriendo, hemos visto la luz al final del túnel y ahora estamos con la incertidumbre ante el aumento de contagios de esta quinta ola que dicen que viene.

En este sentido, si nos meten de nuevo en casa, nos costará mucho volver a los niveles de consumo que había anteriores a la pandemia

- ¿Qué incidencia tenido la pandemia del COVID en la denominación de origen?

- El año 2020 hemos tenido una bajada de ventas que se situaría en torno a un 30, 35% como mínimo y eso supone, para una denominación de origen pequeña como la nuestra, un porcentaje muy alto.

- ¿Cómo ha influido la pandemia en la exportación de los vinos de la Denominación de Origen Protegida Valles de Benavente?

- La exportación la teníamos antes de la pandemia y la seguimos teniendo ahora. Para hacernos una idea, Bodegas Otero, por ejemplo, tiene una exportación del 50%.

Eso nos ayuda, pero, también es cierto, que ha estado cerrado todo en el resto del mundo. Este año, si vuelve la normalidad a nivel global, conseguiremos aumentar las exportaciones, equilibrarlas más bien y que las ventas no sean tan desastrosas como las de 2020.

- ¿Cuál es la seña de identidad que tiene a su juicio la DOP?

- La variedad Prieto Picudo. Es nuestro buque insignia y es lo que nos hace entrar en países y en establecimientos donde es una variedad menos conocida y que sólo la compartimos León y Valles de Benavente.

En el caso del Prieto Picudo, tenemos a la vecina denominación de León, que es bastante más grande que la nuestra en extensión, y parece como si quisieran apropiarse de que sólo existe en esa zona. El objetivo es que cuando se hable de esta variedad no se centre todo en la tierra de León sino también en Benavente porque tenemos vinos tan buenos o mejores si cabe.

- Entre los objetivos que se marcó inicialmente la DOP Valles de Benavente se encontraba el control de la calidad de los vinos, ¿cómo han ido evolucionando en este sentido?

- Cada vez es superior. Es algo fundamental a la hora de comercializar nuestros vinos. Si esta no existe, no sales adelante. A lo largo de los últimos años hemos comprobado la evolución en este aspecto como refrendan los premios obtenidos o la opinión de los consumidores.

- ¿Cómo ha sido la evolución de los vinos de guarda en la DO?

- Hace años nos costaba más trabajo vender reservas que en la actualidad donde la tarea sigue siendo dura, Son poco conocidos por el consumidor, en comparación con otras denominaciones de origen. Sin embargo, nos llegan, cada vez más, comentarios del entorno vinícola donde nos señalan que son tan buenos o mejores como los de otras DO más conocidas.

- Un aspecto principal para esta denominación de origen pasa por la promoción de la comarca a través de sus vinos, ¿cuál es la percepción nacional y mundial que se tiene de ellos?

- A nivel mundial los vinos de los Valles de Benavente no se conocen ni tampoco los de otras denominaciones de origen de las que hay en España salvo algunas como Rioja, Rueda o Ribera de Duero.

A nivel nacional, somos una de las muchas que existen y se nos va conociendo. Hay que intentar promocionar nuestros vinos tanto en el corto como el largo plazo.

- Entre las variedades de uva la comarca de Benavente destaca el Prieto Picudo o el Tempranillo en tinta y el Verdejo o Malvasía en blancas, ¿cuáles fueron las causas para que se utilizaran este tipo de uvas y no otras?

- Cuando se hizo el pliego de condiciones de Valles de Benavente se tuvieron en cuenta los municipios que tenían viñedo y las variedades que había en la zona ya plantadas; las viñas viejas. Por eso se apostó por estas variedades con la única diferencia de incluir, como autorizada, no principal, la Cavergne Saugvinon ya que había algo de viñedo plantado en aquel momento y no queríamos perder esas viñas.

En las denominaciones de origen se están dando cabida, en general, a variedades nuevas foráneas no autóctonas, pero como variedades complementarias. En este punto, se está generando un debate dentro de la DO sobre que variedades se podrían incluir, pero siempre como complemento a las existentes para dotar a los vinos de nuevas cualidades que puedan aportar. Nunca como principales.

- La producción de la DO oscila entre los 7000 kilos por hectárea en uva tinta y los 9000 en blanca, ¿es una cantidad suficiente?

- Es una cantidad que, en el caso de la uva tinta, es muy ajustada. Se podría aumentar ligeramente la producción por hectárea ya que es similar que hace 40 años. Yo creo que la viticultura se ha modernizado y se podría producir más.

Tenemos cierta necesidad con las variedades tintas ya que los rosados de los Valles de Benavente se elaboran a partir de este tipo de uvas y, el objetivo pasa por incluir en el pliego de condiciones un aumento de su producción para mantener la frescura y la acidez de los vino.

- Centrándonos en esta próxima campaña, ¿cómo está siendo el proceso de maduración de la uva?

- De momento está evolucionando bien. La brotación fue buena y el ciclo estaba un poco adelantado. Sin embargo, las tormentas previas a San Juan, cuando este año la floración venía avanzada, y las acontecidas en los últimos días del mes de junio, donde algunas variedades que se encontraban en esa fase del crecimiento como el tempranillo o verdejo, el cuajado tuvo problemas importantes. Esto va a suponer que la cosecha al final, aunque aún es pronto para hacer previsiones, bajará en cantidad.

—En cuanto a enfermedades como la yesca, el mildiu o la brotitis, por ejemplo, ¿las viñas de la DO se han visto afectadas en este aspecto?

-El problema de la yesca es general. Está aumentando de una manera muy preocupante y no tiene solución.

Hay viñedos en los que esta enfermedad está llevando a pérdidas muy altas en cuanto al número de unidades. Si, por ejemplo, cada año pierdes un 4 o un 5% de cepas y no tiene solución, no te queda más remedio que arrancarlas.

En cuanto a problemas por otras enfermedades, estos son puntuales y pueden aparecer en función de la evolución del ciclo de crecimiento. Actualmente, se encuentran bastante sanas debido, en parte, a los tratamientos de los viticultores.

- ¿Cuáles son los retos en el corto medio plazo para la DOP Valles de Benavente?

- Seguir promocionándonos y aumentando las ventas de nuestros vinos tanto a nivel nacional como internacional, así como dar a conocer Benavente y su comarca en el mundo.

Tenemos que conseguir que se hable de nuestro vino por su calidad.