El benaventano Fernando Pernía Vega, licenciado en Historia y profesor de Educación Secundaria en el instituto de Camarzana de Tera, es el autor del libro “La Segunda República en Benavente. Radiografía de una ciudad en cambio” que tiene previsto publicar en los próximos días de la mano del Centro de Estudios Benaventanos Ledo del Pozo.

–Se cumple ahora el noventa aniversario de aquel 14 de abril de 1931. Coincidió en aquel año que Benavente estaba celebrando sus fiestas de la Veguilla, prácticamente como ahora. En la Veguilla de aquel año, ¿Benavente comenzó monárquico y acabó republicano?

–Coincide en el tiempo porque el mismo 12 de abril, era el domingo previo a la Veguilla, y es el día que se vota en Benavente, en que tuvieron lugar las elecciones municipales. El día de la Veguilla pasó sin ningún levantamiento y al día siguiente de la Veguilla de ese año se proclamó en todo el estado la República. En Benavente esas elecciones municipales las ganó la candidatura monárquica, Acción Benaventana y la republicano-socialista no obtuvo representación. Lo que ocurrió fue que días más tarde impugnaron los ayuntamientos desde el gobierno civil y cesaron a esa corporación monárquica y se nombraron dos gestoras que durante abril y mayo dirigieran los destinos del municipio hasta que finales de mayo se convocaron elecciones municipales de nuevo, que gana la conjunción republicano-socialista y elige como alcalde al socialista Alfredo Rodríguez Enríquez.

–Está pendiente de muchos análisis esa época republicana que marcó una inflexión en la historia española del siglo XX, pero ¿qué análisis trae a este nueva publicación?

–El gran objetivo de este estudio era ver si esos aires de transformación que introduce la República calaron o no en Benavente.

–¿Y calaron?

–En Benavente la transformaciones republicanas se dejan sentir en tres campos. En la Sanidad con la construcción del Centro Secundario de Higiene Rural, algo así como un centro de especialidades, algo pionero en casi toda España. En España solo había 44 centros. También con la creación de las subrigadas sanitarias que era un cuerpo de traslado de enfermos y de laboratorio de análisis que dependía de los ayuntamientos. En materia educativa la labor de la República se evidencia a través de dos nuevos grupos escolares, se pasa de dos centros escolares a cuatro; también en el aumento de número de profesores y en la creación de la cantina escolar, y está a punto de materializar la escuela de metal del trabajo que la guerra lo interrumpe. El tercer campo es en la Cultura. De esos años tenemos la creación de numerosas asociaciones culturales como el Liceo benaventano, el Círculo Castellano, la creación de la Coral Benaventana o la reposición de la banda de música que dirigía Lupicinio Jiménez, el maestro Lupi.

–¿Hubo éxitos, pero también hubo fracasos?

–Así es. La República no pudo acabar con la brecha social de la ciudad, muy dividida entre el eje burgués desde la Soledad hasta la Mota, pasando por la Plaza del Grano donde se veían edificaciones burguesas y gente pudiente, que contrarrestaba mucho con la gente más pobre que estaba a la izquierda y la derecha de ese eje. Eran los barrios populares como Santa Clara, las Estameñas o la barriada de San Antón.

–En su publicación hace una aproximación al aspecto social de este periodo histórico. ¿Cómo se vivió en Benavente?

–Hay una relativa paz social, que no se ve en España. No tenemos todos esos disturbios de la República. Hay fricciones con los elementos más conservadores, eclesiásticos, pero podemos concluir que es un ambiente de paz social y a ello contribuye mucho que el socialismo benaventano estaba en manos de un alcalde muy moderado, y querido tanto por la derecha como por la izquierda y se salvó por ejemplo de ser represaliado, aunque estuvo condenado a prisión.

–De aquella época, ¿qué queda en Benavente?

–Hay edificios que tienen una clara relación con el Benavente republicano. Lo que hoy es el edificio del Punto Joven era el Centro Secundario de Higiene Rural. Además en el año 35 el Ayuntamiento hace la cesión al Ministerio de un solar para la construcción de una casa de comunicaciones, de correos; la construcción se paralizó por la Guerra pero años más adelante se va a aprovechar esa cesión para el edificio actual de Correos. Y también cede los solares del colegio Fernando II. En el año 36 se cedió para la construcción de un grupo escolar que se haría muchos años más adelante. En cuanto las costumbres y modo de vida era diferente. El toro en esos años no se corría y la gran feria era del 7 al 11 de septiembre. Y se acompañaba por otras tres ferias, la de las Candelas, que era la más importante de Castilla para el vacuno porque en ella se fijaban los precios y se llegaban a vender más de 3.500 cabezas de ganado de vacuno; la Ascensión y la feria del Corpus. Los nombres de las calles también han cambiado. La calle Santa Cruz era, por ejemplo, la avenida Pablo Iglesias o la plaza Alejandro Larroux es la de Santa María.

–En breve presentará la publicación, ¿qué aspectos destacaría para animar a la gente a leer su trabajo?

–Yo animo a la gente a que lo lea para que conozca una parte del pasado benaventano, porque conociendo ese pasado podemos entender muchas cosas del presente. Y van a encontrar un Benavente diferente al que conocemos muchos y creo que interesante y apasionante. Por ver cómo un periodo de la historia de España que levanta tanta polvareda y que pareced tan conflictivo, verlo desde la intrahistoria. Estamos acostumbrados a cogerlo al revés, ver lo que pasaba en el estado y pasarlo al municipio, pero esta es otra forma de acercar a la historia, un modo más cercano, más centrado en las gentes y la ciudad y no en los líderes políticos o la versión política que se hace de la República muchas veces. Desde un marco neutral nos acercamos a la reconstrucción de una ciudad en los años 30.