Desde luego nada en el experimento CIMDEF se ha dejado al azar y menos aún la seguridad, que es extrema en los lugares elegidos para llevar a cabo las cinco explosiones controladas, según afirma del director del IGME.

La seguridad marca también el secreto de los emplazamientos elegidos para la explosión, aunque han sido tramitados permisos ambientales y la elección ha sido escrupulosa a la hora de cumplir con las distancias exigibles con caminos y carreteras, tendidos eléctricos, y zonas habitadas.

Las explosiones en Toro y en Benavente, al igual que en los otros tres puntos del perfil, estarán tuteladas por técnicos en explosivos bajo el control de ingenieros, y las zonas estarán acordonadas por la Guardia Civil.

Una vez realizado el experimento los datos y las imágenes obtenidas se someterán a estudio y finalmente serán publicadas. Una de las cuestiones que permitirán explicar es "por qué hay captaciones subterráneas de agua de la cuenca del Tajo a la cuenca del Duero y si estas siguen aumentando", indica Francisco González. La importancia de este proyecto y del conocimiento que aportará a la geología la resume también González Lodeiro: "Estamos muy preocupados con Marte y con la Luna, y realizamos inversiones multimillonarias, pero lo cierto es que no conocemos lo que pasa a 30 kilómetros de profundidad".

En este proyecto participan el Instituto Geológico y Minero de España (IGME), junto al Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (CSIC), el Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca (USAL), la Universidad de Granada (UGR) y la Universidad Complutense de Madrid (UCM).