La población femenina de la Torre del Valle se ve mermada a marchas forzadas, al igual que ocurre en el resto de pueblos, pero el reducido número de féminas que reside habitualmente en esta localidad se resiste a perder una de las fiestas más señeras aunque para ello se tenga que cambiar el calendario. La de la fiesta más femenina, la de santa Águeda. Y nada mejor que aprovechar la presencia de las residentes fuera de la localidad para su celebración.

Al igual que se modifica el calendario festivo, incluso del patrón o la patrona en no pocas localidades, las mujeres de Santa Águeda en La Torre del Valle han decidido trasladar el festejo del 5 de febrero para el final del verano. Así lo decidieron el pasado año en una comida informal y en esta ocasión fue el pasado fin de semana, ya a punto de concluir la época estival, la fecha marcada en rojo en el almanaque para celebrar los festejos.

Unos festejos por todo lo alto y a ras del suelo porque medio centenar de mujeres tomaron el mando en plaza de la mano de la ya venerable vecina Exuperia García Arias, "Peya" para más señas, quien a sus 99 años, a punto de llegar el 28 de septiembre a cumplir 100 años, recibía por una jornada el mando de manos de la alcaldesa Alicia Nefzi y del resto de féminas. Porque así lo manda la tradición y santa Águeda lo bendice. Y así se hizo.

La señora Exuperia García, recibirá en los próximos días un homenaje del Ayuntamiento y de los vecinos con motivo de llegar a convertirse en centenaria, en la venerable señora de La Torre del Valle, según confirmaron desde el Consistorio.

La fiesta del grupo de las águedas de La Torre se pretende reforzar en próximas ediciones, con el calendario de finales del verano, para permitir una mayor presencia femenina de las 67 mujeres censadas que casi igualan en número a los 75 varones registrados. Sin embargo, no todas ellas residen habitualmente en el pueblo.

Una paellada servida en el local de las antiguas escuelas y los bailes en la plaza a cargo de los sones musicales del grupo folklórico "la Cebadera" permitieron que el grupo de féminas celebrase su fiesta de las águedas. Hasta la venerable señora Exuperia García Arias, Peya como cariñosamente le llaman sus convecinos, se atrevía a marcar unos bailes en la plaza porque para eso era la que mandaba.