Zamora se muere y nadie quiere pagar el entierro. A los zamoranos solo nos falta ponernos a llorar en un descampado como las plañideras de antaño para que alguien nos haga caso. Queremos seguir siendo provincia, mantener ese estatus que rige desde 1833, cumplir con nuestra obligación: conservar lo heredado, que nuestros bisnietos puedan ser enterrados aquí, donde están los restos de nuestros tatarabuelos. El victimismo, enquistado en la manera de sentir de las tierras de interior, nos está matando. Y estamos llegando a un punto de no inflexión, de tirar la toalla. Trasciende este sentimiento negativo en las conversaciones de calle: esto ya no tiene arreglo, dicen, decimos los zamoranos. Los partidos políticos que gestionan los dineros públicos a través de las instituciones se han mostrado incapaces de parar la sangría demográfica, el ablandamiento de ánimo colectivo. Nuestros jóvenes se van porque aquí no tienen trabajo y por este ambiente gris, opresor y líquido, que estamos pintando entre todos. El diagnóstico es bien conocido, ¿pero existe tratamiento para curar el mal que nos aqueja?

Siempre se ha dicho: mientras hay vida hay esperanza. Tiene que haber tratamiento médico. Entre todos tenemos que buscar el fármaco adecuado y tomárnoslo, eh, que siempre hemos sido reacios a los tratamientos. Pero solo con la pastilla contra la depresión no nos vamos a curar. Hay que poner más cosas sobre la mesa. Voluntad, sobre todo. Tenemos que creernos que todavía hay tiempo de salir del túnel. Ya, ya, ya sé que es difícil y que nos pesan los años y nos empuja la inercia de la caída hacia abajo. Pero no hay más remedio.

Hay que apoyar a muerte todas las iniciativas de futuro que surjan, impulsar a los jóvenes para que emprendan, explotar nuestros valores: agroalimentación, patrimonio artístico y natural, historia, lengua, biodiversidad, caza, artesanía, riqueza etnográfica y festiva, gastronomía... Ya sé, ya sé, que es más de lo mismo, pero es lo que hay y solo de nosotros, de que nos planteemos la vida de otra manera, va a depender que esta provincia no desaparezca como unidad territorial y administrativa. Ánimo y que la fuerza nos acompañe.