Miedo me da. Llevan un tiempo los agoreros de nómina oficial anunciando la enésima recesión económica de ámbito planetario. ¿Por qué será? ¿Será cierta o es pura estrategia para justificar reordenaciones y ajustes varios? Difícil saberlo, pero desconfiemos. Estamos tan habituados a que nos engañen, que no sería raro que volviera a ocurrir. El runrún ha llegado hasta aquí, la tierra olvidada, y ya nos han colado en la plaza del pueblo un tenderete que pone reordenación sanitaria en el arquitrabe y pacto por la sanidad en el opistódomo. No, no y no, que no toquen lo que hay, por Dios. Hablar de reordenación aquí, lo sabemos muy bien, es hablar de recortes. Y ya estamos en las últimas.

Quien vive en un pueblo tiene más cartas para morirse de un infarto y de otro tipo de enfermedad súbita que quien habita en la ciudad. La asistencia sanitaria no es la misma, que no nos engañen. Pues imagínense si se aplica una reordenación sanitaria para hacer más "productivo" este servicio. Han tirado la caña en Aliste a ver si pica el pez y después pescarán en toda la provincia, en toda Castilla y León. No, no y no.

Si desmantelamos el servicio sanitario en el ámbito rural ya no habrá vuelta atrás. No habrá ninguna esperanza de que las cosas cambien, Zamora dejará de existir como provincia en unos años, cuando sea declarada oficialmente desierto demográfico. "¡No le toques ya más, que así es la rosa!", escribió Juan Ramón Jiménez. Pues eso. De quitar servicios utilizando el guante blanco, nada de nada. Si no hay dinero, pues vayamos a Madrid a pedirlo. Todos juntos, políticos y administrados.

No valen ya paños calientes. Que la España Jodida saque de una vez las orejas y diga las verdades del barquero. De tanto aguantar sin movernos nos están saliendo setas en los pies. Y no, no son comestibles.