Veía la televisión a media noche cuando escuchó ruidos en el patio, entreabrió la puerta y "me dieron un golpe en el ojo con la culata de una pistola". Ya no pudo ver más, solo podía sentir cómo "se liaron a darme golpes" mientras le preguntaban "¿dónde estaba el dinero?". Quedó tirado en el pasillo y sangrando abundantemente, si bien había logrado pegar con un palo al acusado, indicó. Después, los atracadores "me ataron de pies y manos".

El vecino de San Frontis describió en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal a dos individuos, "uno fuerte y otro delgado", que esa noche del 25 de mayor de 2015 cubrían sus rostros una especie de braga. Durante el asalto, mencionaron el nombre de su hijo, quien "tenía problemas de deudas por el hachís" que le vendía quien se sentó en el banquillo de los acusados, de iniciales O.M.E., para enfrentarse a la petición de 7 años y seis meses de prisión, quien afirmó varias veces ante la juez que "yo no he hecho nada".

La Fiscalía Provincial imputa al hombre -en prisión preventiva por el incendio del piso en Pinilla que compartía con su madre fallecida como consecuencia del humo inhalado- los delitos de robo con violencia y uso de arma (3 años de cárcel); de las lesiones causadas al dueño de la casa que atracaron (2 años y medio); y de tráfico de drogas (3 años). Y es que la Policía Nacional halló marihuana cuando registró su vivienda en busca de pruebas que pudiera corroborar su participación en la tentativa de robo con violencia, entre ellos varios botes con marihuana que, según denunció la víctima, eran suyos. En su casa de San Frontis, el hombre tenía una docena de plantas de cannabis en tiestos, apuntó.

La droga que la Policía se incautó en el domicilio del imputado, guardado en un banco, fue valorado en 10.000 euros por los expertos, por lo que el Ministerio Público le exige una multa de 20.800 euros. En el piso del procesado encontraron cogollos de cannabis y resina de esta sustancia, bolsas de plástico de las usadas para la venta al menudeo y una báscula de precisión para pesar la droga. El hombre argumentó que las bolsas las usaba para que no se le secara la marihuana que tenía para consumo propio y que el peso era de su madre, "comprado en los chinos".

La víctima aseguró que reconoció la voz y la forma de andar del imputado, de quien pudo describir que tenía un tatuaje de un el brazo izquierdo y de una pantera en el hombro y al que conocía porque coincidía con él en un bar hace unos diez años. El procesado, O.M.E. que llegó al Juzgado procedente de Topas, donde está en prisión preventiva por el incendio de su casa, declaró que estaba en un bar a la hora en la que se produjo el asalto, aunque admitió que el hijo de la víctima tenía deudas con él por el hachís que le compraba y manifestó que no conocía de nada a la víctima.

Los policías corroboraron que el domicilio de San Frontis asaltado estaba revuelto cuando acudieron al recibir la llamada, el dueño de la casa estaba "en el suelo con heridas relevantes", que había gran cantidad de sangre en el pasillo, donde se produjo la agresión, por lo que el responsable del suceso tenía que haberse manchado. Los agentes registraron la casa del procesado en busca de esas pruebas. Cuando llegaron, le encontraron tumbado en el sofá, durmiendo la siesta. Se llevaron la sábana y la almohada que tenían restos de sangre, según alegó O.M.E. porque el dentista le había practicado una endodoncia y había sangrado. En la casa, los agentes hallaron una pistola detonadora, sin cargador.