En la huida, olvidó la mochila. Junto a su "marca" en la pared, la firma que le identifica como "ross", dejó los espráis, la cuartilla usaba para pintar tal seudónimo en grafiti, el carné de identidad e incluso su móvil. Y admitió ser el dueño de la firma, diseminada por fachadas de diferentes inmuebles de la Zamora capital, sin embargo, el joven grafitero niega que la noche en la que unos vecinos del barrio de Los Bloques pillaron "in fraganti" el 12 de abril pasado fuera quien se afanaba en escribir su apodo de grafitero.

El joven, de iniciales C.A.F.G., manifestó no ser quien salió corriendo cuando vio llegar a la policía al lugar donde una nueva fachada amanecería con la firma garabateada. Y es que la mala suerte se había cebado con él unos días antes, cuando le robaron una bandolera y con ella toda la documentación, aseguró. Los espráis no son suyos, afirmó.

Un argumento que no le ha valido para librarse de la acusación de daños al patrimonio, por el que la Fiscalía pidió ayer a la magistrada del Juzgado de lo Penal, en el juicio que se celebró en su ausencia, que le imponga una multa de 3.240 euros, además de condenarle a que pague más de 5.000 euros por los daños en todas las comunidades de vecinos y propiedades públicas, como el campo de fútbol del Ayuntamiento de Morales. Su firma se puede leer en las calles de Ávila y Florián de Ocampo, entre otras, e incluso en un camión frigorífico. La abogada, Verónica Alejandro del Río, pidió su absolución, al no existir ninguna prueba directa de que estuviera pintando en esa ocasión.