Después de tres años de estudios, un grupo de 29 alumnos de la Universidad de la Experiencia del Campus Viriato recibió ayer los diplomas que acreditan ese aprendizaje. Aunque los entusiastas protagonistas reconocen que el título "es lo de menos". Los participantes en esta singular universidad -quizá por su edad y la veteranía que ello imprime- valoran otras bondades que le han traído estos estudios, mucho más allá del conocimiento.

Así lo resume Laura Fernández Ríos, una maestra jubilada que ha estado "toda la vida entre libros", comenta. "Estas clases son un instrumento maravilloso para hacer amigos, obligarse a arreglarse, salir de casa y luchar contra la depresión y la soledad", enumera.

Después de estar dos años tras su jubilación viajando, volvió a las aulas, aunque esta vez para sentarse en el pupitre. "Estas clases me abren muchos horizontes", agradece y desearía que esta oportunidad también se pudiera trasladar a las personas del medio rural.

Su compañera Araceli Martín Girón, otra recién graduada, cuenta que se acercó a estas clases para quitarse "la espinita" de no haber podido estudiar una carrera. "No es comparable, pero nos dan unas conferencias que son una maravilla, con profesores estupendos y una coordinadora que se desvive por nosotros", agradece. "Totalmente recomendable", según lo que ha vivido en estos cursos, aconseja estas vivencias a todo el que le pregunta.

Entre sus asignaturas favoritas han estado las de Humanidades. "Es verdad que la cabeza no la tenemos como cuando éramos jóvenes, pero algo nos queda. Además, el no tener exámenes también ayuda", advierte, al tiempo que ya está pensando en el itinerario de Patrimonio de Castilla y León que va a cursar el próximo año. "Hay que conocer lo que tenemos más cerca", razona.

Antonio de Vega González, quien también recibió su diploma ayer, espera que la universidad "siga por muchos años, porque cada vez somos más gente". Él también valora de sus vivencias en el aula la relación que se crea con otros alumnos "muchas veces antiguos amigos, que una vez jubilados han regresado a Zamora". Para él, acudir a clase le hace "estar conectado con el mundo" e incluso se ha atrevido con sus primeras clases de inglés. "Solo me apunto a las materias si sé que voy a tener tiempo de ir, me gusta estar comprometido con lo que hago", confiesa, por lo que el teatro, por ejemplo -otra de las actividades de la Universidad de la Experiencia- no está aún entre sus nuevos planes para el próximo curso. "Además, soy muy tímido", reconoce.

Todas las autoridades

El acto oficial de la clausura del curso 2016-2017 contó con representación institucional. María Eugenia Cabezas, como concejala del Ayuntamiento, y el gerente territorial de Servicios Sociales de la delegación de la Junta de Castilla y León, Eutimio Contra, así como el director del Programa de la Experiencia, Manuel Muñoz, el director de la Escuela de Magisterio de Zamora, Bienvenido Martín Fraile y la coordinadora del programa en Zamora, Ana Belén Navarro. Todos ellos participaron en la ceremonia, donde también se dio paso a los alumnos, que leyeron algunos poemas propios y un discurso de graduación, para poner el broche final con una actuación del Coro de la Experiencia.

Este año, la delegación de la Universidad de la Experiencia en el campus zamorano ha acogido a un total de 263 alumnos matriculados, una cifra que va en aumento cada año. Arte, Ciencia y Tecnología, Derecho o Literatura han sido algunas de las asignaturas que han recibido en un curso en el que se han puesto en marcha los itinerarios, con Ciencias de la Vida, Patrimonio de Castilla y León y Humanidades y Ciencias sociales como ejes principales.

La matrícula para el próximo curso ya está en marcha, tanto para estudiantes de nuevo ingreso como para los alumnos de 2º y 3º, así como los posgrados. Hasta el próximo 30 de junio se podrá materializar la inscripción, en horario de 12.00 a 14.00 horas, los martes y miércoles en el despacho 250 (segunda planta) de la Escuela Universitaria de Magisterio de Zamora.