Dos orígenes en común, la provincia de Zamora. Dos existencias unidas a la fotografía y a Salamanca aparecen condensadas en la muestra "Ángel de Horna y Ángel Laso. Oficio y afición de dos fotógrafos zamoranos" que exhibe la sala de exposición del Museo de Zamora.

Desde el centro cultural provincial han apostado por mostrar de manera conjunta una treintena de imágenes de cada profesional a raíz de producir la Filmoteca de Castilla y León exposiciones dedicadas a cada fotógrafo. "Entendíamos que ambas muestras se podían unir porque los dos eran de origen zamorano. Ángel de Horna, nació en Zamora, mientras que Ángel de Laso, en Villamor de los escuderos. Son dos personas que se trasladan a Salamanca donde desarrollan su trayectoria profesional y donde se dedican al reportaje gráfico para medios de comunicación de Salamanca y parte de su trabajo lo dedican ambos a la imagen taurina", explican desde el Museo de Zamora que agregan que "no son coetáneos", puesto que Horna nace en 1899 y su trabajo fotográfico profesional está concentrado entre finales de 1930 hasta mitad de los 60 y Laso nace en 1915 y trabaja profesionalmente desde finales de los 30 hasta finales de los 80.

En la sala expositiva se aprecian dos partes claramente diferenciadas. A un lado todas las instantáneas de Horna y enfrente, las firmadas por Laso.

Una imagen de su negocio, retratos de su familia y sus hijos inician la contribución de Ángel de Horna, quien llegó a la fotografía profesional tras la Guerra Civil. Una faceta importante de su hacer era la fotografía privada, aquella que hacía por su interés de captar la vida cotidiana y retratar a desconocidos. En este apartado figura un grupo de imágenes tomadas en Zamora, donde aparece la Semana Santa, una tejera e incluso un retrato del maestro Haedo.

De su labor profesional pueden contemplarse imágenes de una visita de Franco a Salamanca, una explosión de un polvorín militar en Peñaranda o la publicidad de la época divulgada con gigantes o diversos retratos de estudio.

Ángel de Horna también tomaba imágenes de festejos taurinos para diarios salmantinos y otra parte las ponía a la venta en su propia tienda de fotos. Así el gráfico inmortaliza a Manolete o distintos momentos de la lidia. "Es una fotografía donde se aprecia su gusto por acercarse a los momentos más privados de la lidia y donde se aprecia más su faceta de aficionado a la fiesta", estiman desde el Museo de Zamora

Por su parte, las imágenes realizadas por Ángel Laso están centradas en el mundo del toro. "Los ganaderos salmantinos ven la necesidad de fotografiar su ganado en la dehesa para su venta y empieza su acercamiento profesional, alrededor de los años 60, a la tauromaquia", desgrana el conservador del Museo de Zamora. Alberto del Olmo. El experto menciona que Laso en los años 30 empieza a trabajar en el laboratorio de Eustaquio Almaraz, un fotógrafo salmantino muy reconocido en aquel momento, que le enseña el oficio y el trabajo de retoque de retratos para, en los años 40, montar su propio estudio junto con Ángel Esteban, momento en el que comienza a trabajar también como reporte gráfico en el periódico El Adelanto.

Laso efectúa un acercamiento completo y exhaustivo al mundo del toro desde una capea en el campo, los maletillas, una recepción en una ganadería, momentos de las propias corridas hasta las distintas suertes e incluso una cogida. "Él cuando le preguntaban cómo hacer buenas fotos taurinas decía que había que arrimarse y arriesgarse y acercarse al toro para lograr una imagen que tuviera fuerza", aseveran desde el Provincial.

En otras instantáneas Laso recoge momentos más sociales de la Fiesta donde aparecen Paco Camino y El Cordobés dando la alternativa a un joven torero o festivales solidarios a lo que se une retratos de espadas, en unos planos muy contrapicados, tan populares como Luis Miguel Dominguín o Julio Robles. La muestra la complementa imágenes de momentos más relajados de corridas donde aparecen maestros como Antonio Ordóñez, Manzanares, El niño de la Capea de joven o Curro Romero o Paquirri durante una faena.

Oficio y afición unidos para crear arte en blanco y negro.