"Hace quince días, cuando todavía estaba bien de salud, estábamos ella y yo en Málaga y me decía: ¿Cómo será mi funeral? Y apostillaba: A mí me gustaría que me cantaras el Ave María de Caccini". De esta conversación entre el barítono zamorano Luis Santana y la recién fallecida Paloma Gómez Borrero han transcurrido "apenas quince días", explica el músico, roto de dolor por la pérdida. Y así lo hizo. Ayer cogió carretera rumbo a Tres Cantos para asistir al funeral de la primera mujer corresponsal de TVE en el extranjero para cantarle el "Ave María" y el "Vuelve, Teresa" de Martín Descalzo, una pieza dedicada a Santa Teresa de Jesús.

Santana y Borrero han formado durante años un tándem muy especial roto el pasado viernes. Un doblete al que se sumó un tercer puntal con la figura del pianista Antonio López Serrano, con el que viajaron por toda España con sus recitales musicales y poéticos. Los conciertos pendientes seguirán intactos a modo de "homenaje a Paloma". El próximo, en Santo Domingo de la Calzada con Luis del Olmo.

Sus versos también viajaron por la provincia. En octubre del pasado año, el convento de las Clarisas de Villalpando vivió una noche mística con el recital ofrecido a La Inmaculada por Gómez Borrero y el barítono Luis Santana. Unos días antes, ambos elogiaban la figura de Santo Domingo de Guzmán en Toro, con un recital que tuvo como escenario el monasterio del Sancti Spiritus en compañía del pianista López Serrano. A la Ciudad de las Leyes había recalado un año antes, en el convento de San José, dentro de la conmemoración del nacimiento de Santa Teresa de Jesús, recital que llevó también a la capital.

El foro del periódico LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA fue un habitual en la agenda del club. De la mano de Carmen Ferreras, la primera mujer corresponsal de TVE presentó su último libro "Roma, Año Santo. Caminando de la mano del papa Francisco", convirtiendo Zamora en una parada obligatoria en sus periplos entre Roma y España.

Siempre se confesó enamorada de la semana Santa de Zamora, a la que ha asistido en varias ocasiones y tenía pensado regresar en unos días. Descubrió la Pasión de mano de Santana y, junto a él, se declaró una enamorada de la Virgen de la Soledad, cuya imagen presidía su mesilla en el hospital. A Santana le cuesta hablar en pasado: "Era natural, sin dobleces, muy humana, transparente, todoterreno, inagotable... una mujer de 83 años con aspecto de 60 y mente de 18".