"Es probable que fuera encontrando pequeños objetos bajo tierra que le motivaran a seguir excavando". Es la teoría que manejan algunos de los amigos del pastor fallecido en el paraje de Valderrey el pasado lunes mientras excavaba un pozo con el anhelo de encontrar un tesoro. Algunos de los conocidos del hombre plantean que estos pequeños hallazgos son los que les estimulaban y le servirían de incentivo para "seguir con esa persistencia detrás de ese tesoro que le habían asegurado que existía", plantean, sin citar un solo nombre.

Era "educado, muy trabajador y respetuoso", explica alguno de los zamoranos que solía caminar por Valderrey y que se topaba en su paseo con el pastor con asiduidad. Su complexión era muy delgada y "también era muy bajo de estatura", cuentan, lo que explicaría que el hombre pudiera desenvolverse en el orificio excavado que, en algunos tramos, llegó a tener un diámetro de apenas 60 centímetros, según la información de Bomberos y Policía Nacional.

El cuerpo del pastor ha sido repatriado en los últimos días a Marruecos, su país de origen. Las empresas funerarias cifran el precio medio de las repatriaciones al país norteafricano entre los 4.000 y los 6.000 euros. El coste medio de la repatriación de un cuerpo a su país de origen es de unos 3.000 euros, tarifa a la que hay que añadir los gastos referentes al entierro y que dependen de cada país. En algunos casos similares de fallecimientos de personas marroquíes en España han sido las propias autoridades del país africano las que han asumido los gastos de traslado del cadáver. En el caso del Gobierno de España, el Ministerio de Exteriores solo contempla ayudas cuando el transporte de restos mortales se produce a la inversa, es decir, del extranjero a España.

Desde el punto de vista forense, la muerte se produjo por confinamiento, es decir, por asfixia o falta de oxígeno, pero son las pruebas de laboratorio las que deben esclarecer la causa. En cualquier caso, la repatriación del cadáver no entorpece los últimos resultados del laboratorio forense puesto que las muestras necesarias para las pruebas se extrajeron con anterioridad. Ante la hipótesis de que el marroquí hubiera utilizado fuego para secar las paredes de la sima y así poder ablandar el terreno, la causa directa podría ser la inhalación de monóxido de carbono, un gas que se expande de forma rápida produciendo un envenenamiento interno.