Desde música tradicional zamorana hasta bailes llegados de Ucrania, Rumanía o Israel, para continuar con el charlestón o ritmos funk hasta llegar a la música más actual de artistas como Enrique Iglesias, Bruno Mars o Justin Bieber. De toda esta miscelánea musical se pudo disfrutar ayer en la undécima edición de la iniciativa Escuela en Danza, junto con los bailes ensayados al rimo de esas canciones.

"Este año hemos superado nuestro récord", aseguraba poco antes de comenzar una de las organizadoras, Irma Gómez, profesora de música de los centros José Galera en la capital y Villaralbo. Y es que ayer se congregaron en el pabellón Manuel Camba de la Ciudad Deportiva un total de 450 escolares, procedentes de 23 colegios públicos, junto al centro concertado Divina Providencia.

"La idea surgió tras un encuentro similar que se celebra todos los años en Salamanca, donde participaban varios colegios zamoranos como invitados. De ahí cogimos la idea para fomentar la música y la educación física en la escuela pública y para coordinar y trabajar en este festival con toda la provincia", recuerda.

La música y el baile toman así protagonismo en la educación, más allá de las materias tradicionales que copan los programas de cada año. "La danza es una asignatura que también entra en el currículo y qué mejor que trabajar algo que además gusta a los niños, que lo ven y aprenden de este tipo de espectáculos, los unos de los otros", apunta Gómez.

En ese sentido, el delegado de la Junta de Castilla y León en Zamora, Alberto Castro, que fue uno de los espectadores, agradeció el "intenso trabajo" que supone este tipo de encuentros "que además permite comprobar que la formación no está solo delimitada al aula y al programa escolar, sino que se tata de una labor de todos, donde la danza también tiene su apartado".

"Cada colegio elige de forma voluntaria el curso que vaya a participar, el número de alumnos que saldrán a escena, el tipo de danza y hasta la coreografía y el vestuario", explica la profesora, quien reconoce la gran labor que realizan todos los voluntarios, muchos de ellos padres, que hacen posible que el festival salga adelante.

Estrechar lazos

"Creemos que lo importante no es tener un marchamo de exclusividad, sino que la calle sea escuela y la escuela sea calle. Queremos que nuestros alumnos se relacionen fuera de su entorno escolar para algo tan hermoso como es el bailar, el danzar en común; que toda la ciudad sea testigo de lo que hemos trabajado y disfrutado durante unos meses", añade Fernando Mesonero, otros de los organizadores. Y es que a través de pasos, ritmos y compases "puede surgir algo tan bello como la amistad, el sentirnos todos parte de la gran danza que nos une", considera.

El éxito de esta iniciativa augura nuevas ediciones, siempre con la intensa labor de organización que hay detrás, y con la vista puesta en que esta jornada matinal se pueda convertir con el tiempo en un día completo de convivencia entre escolares de toda la provincia.