Con las últimas notas de la polifonía medieval interpretada por el grupo Tasto Solo se desataban los aplausos. Eran los últimos de la edición decimocuarta, que ha dejado en la retina la perfección de los cantores de Les Arts Florissants, la maestría de Christophe Rousset o la belleza de la música de Agostino Steffani. Por la expresión de los asistentes -que apenas han dejado una butaca vacía en los tres días del ciclo- se diría que el Festival Pórtico de Zamora va a más. Sin embargo, los organizadores son prudentes: "Trabajamos para volver a abrir las puertas, que no es poco". La reflexión de Alberto Martín, el director de la propuesta, no esconde que la próxima edición, cuando el festival cumple 15 años, ya está "casi" cerrada.

La buena salud del Pórtico dista de ser la prueba de la seguridad absoluta de regresar pronto al formato original: conciertos repartidos en dos fines de semana. "Para poder sacar adelante el antiguo formato tiene que haber medios y compromiso", apunta Martín. Compromiso económico, se entiende. Y eso que el ciclo es la muestra de que "en Zamora se pueden hacer cosas interesantes sin una inversión muy elevada", añade.

El beneficio que obtiene la ciudad está claro: promoción y una imagen positiva a través de medios nacionales, que estos días han dado cobertura al festival y han hablado del Pórtico como una referencia, indiscutible ya, en el panorama de la música antigua.

Las claves del éxito y del "tirón" del Pórtico están clara para los organizadores: la respuesta del público, con entradas agotadas en algunos conciertos días antes del inicio, y la calidad musical de los intérpretes. El propio Alberto Martín advirtió en el concierto de clausura, este domingo, que los músicos se van impresionados de la ciudad por el silencio que gobierna San Cipriano, una tranquilidad que incluso "impone" a los intérpretes.

Algunas de las actuaciones del festival para 2017 están ya cerradas -los responsables trabajan con más de un año de antelación sobre el próximo ciclo-, pero el envoltorio y los nombres no se conocerán hasta la próxima Cuaresma, cuando la magia del ciclo regresará a San Cipriano.