"Soy muy afortunado, esto no suele pasar en nuestra profesión". El periodista zamorano Felipe Monforte Rodríguez acaba de recibir la visa de talento en Miami, un documento que le abre nuevas puertas profesionales y le iguala en derechos al resto de ciudadanos. "Es un paso gigantesco en mi vida laboral. Ya puedo optar a la residencia y eso significaría tener las mismas condiciones que un estadounidense más. Desde que llegué aquí jugué en desventaja y ahora puedo decir que estoy al mismo nivel", subraya.

Esta visa está normalmente reservada a cantantes, actores o músicos, "aquellos que demuestran que tienen un talento especial. Debes acreditar que puedes desarrollar un trabajo que otro estadounidense no puede y se necesita una empresa que te patrocine", explica. En su caso, la mano tendida fue la de Yahoo, donde trabajaba desde hacía dos años. "Mi proceso fue muy largo y tedioso. Llevaba tiempo colaborando con ellos y me querían hacer indefinido, así que apostaron mucho por mí e hicieron una inversión importante. Para mi caso, presentaron más de 500 folios, cartas de recomendación de otros jefes, trabajos que había tenido anteriormente? al final salió todo bien", agradece.

Con tres carreras a sus espaldas, Periodismo, Publicidad y Relaciones Públicas y Comunicación Audiovisual, realizadas en la Universidad Europea de Madrid, Felipe Monforte llegó a Miami en abril de 2010. "Llegué con una beca y comencé a trabajar de relaciones públicas", recuerda. Su currículo fue aumentando con trabajos en las webs de El Mundo o Marca. "Mi día a día ha cambiado mucho desde que llegué", confiesa. Hubo un momento en el que compaginaba varias ocupaciones a la vez, desde editor de una de las revistas en español más importantes de Estados Unidos, ESPN, hasta entrenador infantil de fútbol o escritor en blogs. "Este año dejé varias cosas, me dio mucha pena pero era demasiado tiempo sin vivir. Me di cuenta de que estaba haciendo algo muy americano: trabajar, ganar y gastar, a veces sin sentido", reconoce.

En la actualidad se dedica exclusivamente a la producción de contenidos para Yahoo. "Es una empresa 100% americana y eso me gusta. Nunca antes había trabajado en un lugar tan organizado y que trata tan bien al empleado". En su campo, todo está muy estructurado. "Cada uno tiene su función, en mi caso, buscar las historias y organizar editores", apunta, "aunque no se me caen los anillos si tengo que coger la cámara. Me encanta grabar, editar y estar en todo el proceso", asegura. La situación es muy diferente a la que viven sus compañeros en España. "Me da pena que se valore tan mal a los profesionales. Los españoles tenemos mucho talento, somos trabajadores y le ponemos ganas. No me gusta que no se les dé oportunidades a chavales que llegan para comerse el mundo, me molestan sobre todo los amiguismos en el trabajo. En Estados Unidos el que vale, vale. Te valoran y te buscan por tu rendimiento", compara. Sobre los sueldos, más diferencias. "Estamos muy atrás en España, en este país sí se valora a las personas y se les paga bien", asegura.

Una ciudad "que engaña"

Sobre su lugar de residencia, Miami Beach, confiesa que es una ciudad "que engaña". Aunque aparentemente está enfocada en exclusiva para el turista "hay mucha gente local y sitios que se salen de los estereotipos que la gente tiene. Los fines de semana vivo en chancletas, durante todo el año, pero entre semana voy a trabajar a Coral Gables, una zona residencial y de negocios que está entre las más ricas de Estados Unidos", explica.

Adaptarse a la vida americana no ha sido sencillo. "Lo más complicado, sobre todo, ha sido conseguir vivir de forma legal. Hasta ese momento siempre estaba inquieto, sin saber si todo el esfuerzo no se perdería por un momento de mala suerte. Llegar aquí solo, a miles de kilómetros de tu familia y sin conocer las costumbres, con un nivel de vida tan alto, no ha sido nada fácil", confiesa. Por eso agradece ante todo el apoyo de los suyos. "Sin ellos no lo habría logrado, así como gracias a todas las horas de trabajo que he invertido en las empresas que han confiado en mí", valora.

La distancia no le hace perder sus raíces y sigue añorando las pequeñas cosas, como ver jugar la partida a su abuelo en Venialbo, charlas con los vecinos o comerse un buen cocido preparado por su abuela. "También echo de menos salir con los amigos de tapas y tomar unos vinos. Me encantan los tiberios y los pinchos que sí", enumera. La vorágine de Miami no le impide olvidar Zamora. "Es una ciudad preciosa y Venialbo un rincón maravillo", finaliza.