A pesar de que la predicción meteorológica anunciaba una bajada de temperaturas y, por tanto, una tregua de la insoportable ola de calor, los termómetros no otorgan descanso a los zamoranos. "En el centro de la ciudad no hay quien soporte el calor, y menos si no encuentras sombra". Son palabras de algunos de los bañistas que este fin de semana se han acercado a la zona de baño de los Pelambres, aunque bien podría ser la opinión de cualquiera. Ante tal agobio, no son pocos los que han optado por bajar a la orilla del Duero, frente a las Aceñas de Olivares, para refrescarse, porque no solo refresca el agua. Allí el viento sopla con fuerza y hace más llevadero el calor.

Y es que este domingo la ciudad volvió a alcanzar una máxima de 34 grados si bien la brisa alivió la sensación térmica y dejó una tarde más agradable. Por si acaso, Gabriela Baz y Valentín Tejero, un matrimonio de Fuentesaúco, dicen aprovechar los domingos para disfrutar de esta playa. "Venimos con bastante frecuencia porque es una maravilla tener esto aquí en Zamora. Es mejor que ir a la piscina porque aquí, además de las vistas del casco antiguo, disfrutas de un ambiente natural y relajado", explica Gabriela.

Quienes visitan con asiduidad la playa de los Pelambres afirman haber notado un ligero descenso de las temperaturas, aunque aseguran que el calor en la capital zamorana perdura. Porque estamos ante un verano que a muchas personas les está costando sobrellevar. Por ejemplo, niños y ancianos son personas para las que el calor supone un factor de riesgo. Especialmente para ellos es aconsejable visitar piscinas y zonas de refresco tanto como hidratarse con frecuencia para evitar los problemas que trae consigo la subida del mercurio.

Por eso no es raro que este año la playa de los Pelambres acoja más gente que de costumbre: familias que van allí a merendar, parejas que toman el sol en sus toallas o niños que se divierten nadando en las aguas del Duero.

Cambios desde el jueves

Según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), el escenario cambiará a partir del próximo jueves, jornada en la que los termómetros bajarán previsiblemente hasta los 27 grados. Esa situación se alargará durante dos días, aunque las temperaturas volverán a subir la próxima semana. Como conclusión, queda claro que nos encontramos ante un verano caluroso que contrasta con el de años anteriores. Claro que no todo son malas noticias dado que las buenas temperaturas también atraen la llegada de más turistas. Bares, hoteles y piscinas son algunos de los negocios que más agradecen este tiempo ya que suponen un respiro importante ante este poco acostumbrado calor.