Un joven, cuyas iniciales corresponden a D. P. F., se enfrenta a una multa de 4.320 euros y a la retirada del permiso de conducir durante dos años tras colisionar contra cuatro coches en la calle Magistral Romero en un incidente que ocurrió el 24 de junio del pasado año. Tras esta colisión, los atestados corroboraron que el conductor circulaba a unos 80 kilómetros hora y dio positivo tras ser sometido a la prueba de alcoholemia. Durante el juicio, celebrado en el Juzgado de lo Penal de Zamora, el acusado aseguró que estaba muy nervioso porque había mantenido una fuerte discusión con su novia y explicó que tan solo bebió dos calimochos y dos cervezas. "Iba alterado y nervioso y perdí el control", reconoció el imputado ante la sala. Asimismo, el joven aseveró que "sí que estaba en condiciones de conducir". La prueba de alcoholemia arrojó tan solo una centésima por encima del máximo permitido, 0,25 miligramos de alcohol miligramos de alcohol en aire espirado.

Vehículo recién comprado

El conductor, tras perder el control del vehículo, impactó contra un coche que estaba aparcado, que a su vez colisionó contra otros dos. Uno de los vehículo implicados en el accidente acababa de ser adquirido por el perjudicado que lo había comprado de segunda mano por 14.500 euros, según explicaron durante el juicio. El aparatoso choque causó daños por valor de 22.800 euros, según declaró el perjudicado durante la vista. Una cantidad económica que aseveró que no había recibido por parte de la compañía aseguradora del acusado. Otro de los perjudicados en el accidente sí que fue indemnizado por los daños y declaró que cuando bajó para irse a trabajar encontró el coche "como un acordeón".

En las conclusiones definitivas, la defensa del acusado recalcó que desde que el joven ingirió la última cerveza y hasta que ocurrió el accidente pasaron unas tres horas. Igualmente destacó que ninguna de las personas que estuvo con el tras el accidente evidenciaron signos de que el imputado hubiera consumido alcohol. En este sentido, también recordó que los etilómetros siempre arrojan un pequeño margen de error que en este caso sería significativo ya que el joven tan solo rebasó una centésima el límite permitido.